2020/01/23

Naves y viajeros

Ejemplares de lenteja de agua (Lemna gibba) creciendo junto al 'verdín', nombre local que suele darse en Belalcázar a las algas de agua dulce (géneros Cladophora, Enteromorpha, etc.). 12.2019.

La mayoría de plantas se dispersan gracias a los animales o al viento. No obstante, en el caso de las plantas acuáticas, abundan las que se dispersan al menos en parte gracias a las corrientes de agua, que arrastran fragmentos o ejemplares enteros, o bien sus frutos o semillas. Es lo que se conoce como 'hidrocoria'. Una de las especies que utiliza este mecanismo son las lentejas de agua o pan de rana, de las que en Belalcázar abunda la especie Lemna gibba, de la que ya hablamos no hace mucho en una entrada del blog.

Ejemplar de rana común con lentejas de agua adheridas a su cuerpo, que pueden transportarse así entre charcas vecinas. Belalcázar, 07.2008


Esta especie es frecuente en la mayoría de arroyos, sobre todo cuando se estancan sus aguas al acercarse el verano. Una imagen aún más conocida de esta planta en Belalcázar, es el protagonismo que alcanza cubriendo la superficie del agua en la alberca del Pilar.  Allí no es raro ver ejemplares de ranas comunes (Pelophylax perezi = Rana perezi) portando lentejas de agua sobre su piel, a la que se adhieren cuando el animal emerge del agua. Si se traslada a masas de agua cercanas, la rana dispersará fácilmente las lentejas de agua, al igual que lo hacen las patas de las aves acuáticas, o el hocico de los animales de mayor porte que beben en las charcas o albercas.

Alberca del Pilar en Belalcázar, parcialmente cubierta de una capa densa de lentejas de agua en marzo de 2018. 


2020/01/20

Las calas de río

Solemos llamar 'cala' a las especies cultivadas del género Zantedeschia. De ellas, la más popular es sin duda Zantedeschia aethiopica. Se adapta bien al cultivo en maceta, y en ocasiones puede asilvestrarse, cobre todo en acequias u otros ambientes con agua. No es casual que sea así, porque muchas de las especies de la familia a la que pertenece, las Aráceas, son plantas de sitios frescos que a menudo abundan más junto a los arroyos y ríos. Esto ocurre porque suelen tener tejidos blandos, que necesitan un aporte frecuente de agua, tomada del terreno a través de las raíces.


 
Diversas especies de calas cultivadas. A la izquierda, cala común, Zantedeschia aethiopica (Valencia, 03.2006). A la derecha, calas híbridas, usadas como ornamento en las andas de las procesiones de la Semana Santa en Belalcázar (04.2019).

En los últimos años se ha extendido también el cultivo hortícola de híbridos de diversas especies de este género, de origen africano, que suelen denominarse extensivamente como Zantedeschia hybrida. En Belalcázar se viene usando calas híbridas blancas, sobre todo en los adornos de las andas procesionales. Existen no obstante variedades con las inflorescencias amarillas, rosadas, rojizas e incluso negras. 


 
A la izquierda: Calas de río (Arum italicum) emitiendo nuevas hojas. Belalcázar, 12.2019. A la derecha, formas de hojas con dibujo marcado de los nervios, más frecuentes en el centro y norte de España; foto de plantas cultivadas en Valencia, 02.1997. 

Sin embargo, las calas no son patrimonio de tierras tropicales, y entre sus parientes se encuentran nuestras calas silvestres o calas de río, de las que ya hemos hablado alguna vez. Corresponden a la especie Arum italicum, y en esta época del año destacan entre las hierbas de los arroyos por su mayor tamaño y sus hojas lustrosas, con hojas en forma de flecha amplia. Las calas belalcazareñas suelen tener las hojas de color uniforme. verde claro o intenso, pero en otras zonas, sobre todo en el norte de la Península Ibérica, abundan plantas de hojas más oscuras con un marcado dibujo de los nervios, en verde claro o casi blanco. 


 
Flores de calas belalcazareñas, 04.2010. A la derecha, tallo fructificado, fotografiado en el Cabo de Peñas (Asturias, 08.2012).

Las inflorescencias de nuestras calas son muy poco llamativas, de color verde claro o algo amarillento. A cambio, sí que son mucho más destacados los grupos de frutos que aparecen al final de los tallos, que viran progresivamente del verde al amarillo, anaranjado y finalmente al rojo. Son pequeños frutos carnosos pero no comestibles. 

2020/01/19

Tiempo de los ajos porros

Ejemplares de porros silvestres, con las flores ya secas y dispersando semillas. Belalcázar, 07.2010.

Nuestros ajos porros pertenecen al grupo de la especie Allium ampeloprasum. Digo grupo, porque actualmente se está revisando este conjunto de plantas, que antes se consideraba como una sola especie, pero que puede contener 3 o 4 en España. Se la considera el antepasado silvestre del puerro cultivado, al que normalmente se adjudica el carácter de subespecie: A. ampeloprasum subsp. porrum. En Belalcázar, como en otras muchas zonas de la península ibérica, se tiene la tradición de recolectarlos directamente en el campo, donde suelen crecer en cunetas, márgenes de campos y terrenos baldíos.


Manojo de ajos porros recién cogidos en campo en pleno invierno, cuando están más tiernos. En fase temprana, los bulbos aún no han formado bulbillos, que empiezan a aparecer más tarde, ya en plena primavera. Belalcázar, 12.2019.

Conoceréis con seguridad su aspecto en verano, cuando la planta florece formando una esfera de pequeñas flores -a veces ligeramente aromáticas-. Pero para quienes buscan la planta para comerla como verdura silvestre, este ajo tiene escasa competencia, ya que es el más grande de los que viven por aquí. Su aspecto puede recordar al de las matas de cebollas, pero con hojas menos crasas y partes bajas de las hojas más angulosas, siendo además de marcado color verde-azulado. 


 
Aspecto de un ejemplar adulto ya seco de ajo porro. A la derecha, cabezuela de flores secas dispersando ya las semillas. Belalcázar, 08.2011 y 08.2013.

Aunque acostumbremos a imaginarlos en el secano, los porros son plantas amantes de los suelos frescos. En hábitats más naturales aparecen sobre todo cerca de arroyos y o de sitios donde el agua se retiene, aunque sin llegar a vivir en las zonas más encharcadas. A finales de primavera o principios del verano, el tallo de los ejemplares de más edad, emite en su extremo una vaina a modo de  capucha, que se abre mostrando una cabezuela esférica de flores de color muy variable, desde el blanco o verde claro hasta el rosado o morado.  


Inflorescencia con flores ya fecundadas del ajo porro, empezando a formar los frutos. Belalcázar, 07.2010.

Los ajos porros se reproducen de semilla, aunque quizá con poco éxito, por la frecuente predación que sufren por diversos insectos. A cambio son mucho más eficaces dispersándose mediante bulbillos que nacen en la base y alrededor de los bulbos subterráneos, y que se aprecian especialmente desde finales de la primavera. Los porros salen a menudo en los sembrados y sus lindes, y ello es a menudo el resultado de la dispersión de los bulbillos cuando se aran los campos de cereal. 


La orejilla de fraile, termómetro de la humedad

Ejemplares de la especie Umbilicus rupestris, en las rocas del acceso al Castillo de Belalcázar desde el entorno del albergue, a finales de diciembre de 2019.

Las orejillas de roca u orejillas de fraile (Umbilicus rupestris) son plantas abundantes en Belalcázar y otras zonas próximas, sobre todo en roquedos y muros, donde se identifican fácilmente por sus características hojas circulares y carnosas. Sus hojas están 'peltadas', esto es, la inserción del pecíolo o rabillo se hace por el centro de la hoja -y no por un extremo o base de la hoja, como ocurre en la mayoría de plantas que nos rodean-, lo que hace que tengan hundido el centro, a modo de ombligo. De ahí proviene precisamente el nombre de la planta en latín, Umbilicus, y alguno de sus nombres populares, como el de 'ombligo de Venus'.

En estas semanas pueden verse las plantas de esta especie con abundancia, aparentemente superior a la de años pasados. Ello se debe a las lluvias y a la humedad acumulada en lo que llevamos de invierno. Esta especie germina y se desarrolla de modo más notable cuando se reciben lluvias -no necesariamente intensas pero al menos prolongadas en algunas semanas-, combinadas con nieblas o rocíos matinales, actuando las plantas a modo de sensor de la humedad ambiental. A mayor presencia y constancia del período húmedo en otoño-invierno, más cantidad de orejillas veremos, e incluso no será raro verlas en el suelo forestal, como ocurre en estas semanas en el monte Malagón. A medida que avancemos hacia la primavera, muchas de estas plantas morirán si no se consolidan las lluvias. A cambio, las supervivientes puede hacerse plantas perennes, que aunque a veces se agosten en verano, volverán a salir en el mismo sitio tras las nuevas lluvias otoñales.

2020/01/09

Floraciones excepcionales en invierno



El invierno 2019-2020 ha sido más suave de lo esperado, sin apenas heladas hasta finales de diciembre. El resultado es que muchas de las especies que florecen a mediados del otoño o desde principios de la primavera se han podido ver excepcionalmente en flor en pleno mes de diciembre. Hay que excluir, obviamente, a las que sí que florecen regularmente en esta época, como ocurre con el madroño, que sirvió para ilustrar la felicitación del blog para este nuevo año.

Candilitos  (Arisarum simorrhinum) en flor, a finales de diciembre de 2019 cerca del río Guadamatilla (Belalcázar)

Entre las especies que hemos podido ver en estos días por Belalcázar están los candilitos, Arisarum simorrhinum, frecuentes en grietas de roquedos y también en pedrizas y suelos pedregosos. Adjuntamos una imagen tomada a finales de diciembre de 2019 en el Monte Malagón, sobre suelos ricos en afloramientos de pizarras.

Ejemplar en flor de jaramago de la especie Diplotaxis catholica, en flor en el monte Malagón (Belalcázar) a inicios de enero de 2020

Otra especie vista en flor en estos días ha sido uno de nuestros jaramagos, Diplotaxis catholica. Es el jaramago más abundante de los posíos y resulta frecuente en las cunetas de los caminos. En este caso, los ejemplares observados presentaban normalmente menos desarrollo que en su floración óptima, que se presentará ya en la primavera de 2020.