Imagen de una de las cigüeñas (Ciconia ciconia) que cada año colonizan el templete de Las Lastras (Belalcázar), y que suelen contemplar sin inmutarse el descanso de los romeros de la Virgen de las Alcantarillas a finales de abril. ©E. Laguna, 17.04.2006
Pasado San Antón y el final de enero, llega febrero, y con él también las esperadas luminarias belalcazareñas; por supuesto también suceden otros eventos, como la llegada de algunas aves o la floración de diversas plantas resistentes al frío invernal. Dice el refrán que por 'San Blas las cigüeñas verás...', aunque con los avatares del cambio climático puede esperarse de todo, y San Blas (3 de febrero de cada año) es sólo una fecha orientativa... Ya sabéis que desde hace años, tras un par de décadas en que escasearon nuestras cigüeñas blancas, no sólo han aumentado progresivamente en número -más de 60 nidos repartidos por el término belalcazareño- sino que muchas de ellas se atreven a pasar aquí el invierno. Conviene de todos modos recordar la segunda parte del refrán: '...y si no las vieres, año de nieves'.
Entre las especies de plantas capaces de florecer incluso con nieve se encuentra el junquillo cultivado (Narcissus tazetta), que empieza a abrir sus ramilletes de flores estos días. Los hay de flor con corona simple como la que ilustramos más abajo, o doble -usualmente con la corona festoneada y más anaranjada-, siendo ambas muy perfumadas. Esta especie de junquillo emite su aroma a todas horas, aunque su olor se intensifica a menudo al anochecer. Hasta hace pocos años, algunas huertas belalcazareñas mantenían buenos rodales de este tipo de junquillos, que no suele producir semillas, propagándose por multiplicación del bulbo subterráneo; hoy en día la mayoría de esos rodales han desaparecido y los junquillos de esta especie resultan raros de ver, incluso en los patios y macetas. No estaria mal plantearse recuperar la tradición de cultivarlos, son plantas de fácil mantenimiento que agradecen los cuidados brindándonos sus flores en los momentos más ásperos y fríos del año.
El junquillo cultivado (Narcissus tazetta), suele florecer en enero y febrero, ligeramente antes que sus parientes silvestres (N. jonquilla, N. bulbocodium, etc.). ©E. Laguna, 24.01.2008