2012/01/15

Reunión anual de La Fragua


Javi Orcaray Vélez nos recuerda a través de su página de Facebook que el taller internacional de artistas La Fragua de Belalcázar está apunto de cumplir un año de vida, y que se va a celebrar la reunión anual de la Asociación La Fragua para Artistas en el Medio Rural, que tendrá lugar el próximo sábado 21 de enero. El día se acompaña además de un evento de lujo para videófilos/cinéfilos, ya que La Fragua acogerá el 21 y 22, con la Filmoteca de Andalucía (el 23 y 24 en Córdoba) la IV Semana de Vídeo Iberoamericano. ¡Enhorabuena!

Os recordamos las direcciones de acceso a información de La Fragua:
http://lafragua.eu/
http://es-es.facebook.com/lafraguatheforge

2012/01/08

Se acaba la Navidad .... y sus plantas (3)



Panas de corcho de alcornoque (Quercus suber), descorchadas en la sierra de Cabeza del Buey.  © E. Laguna, 08.2011

Más humildes que las especies ya descritas en los mensajes anteriores, pero ligadas a nuestras tradiciones navideñas del montaje de belenes, hay un par de especies autóctonas que merecen reseñarse, y que a diferencia de aquellas crecen en muchas zonas de Los Pedroches. Una de ellas es el alcornoque (Quercus suber), cuyas panas de corcho han sido elemento indispensable de las propias cabañas del belén y a menudo también del cauce de los riachuelos allí representados. El corcho se extrae periódicamente de la corteza del alcornoque, que vuelve a generar panas similares en ciclos relativamente largos, a menudo de 12-15 años.

Tronco de alcornoque aún sin descrochar. © E. Laguna, 12.2011, Benicàssim (Castellón).


Piña de Pinus pinaster. A menudo estas piñas superan los 15 cm de longitud. © E. Laguna, 11.2006, Teresa de Cofrentes (Valencia)

La otra especie pedrocheña frecuente en los adornos navideños es el pino rodeno, Pinus pinaster, cuyas grandes piñas no solían faltar en los belenes caseros. A falta de estos elementos se colocaban en ocasiones las piñas del pino piñonero (Pinus pinea) o las de otras especies del mismo género.


Rama de abeto europeo (Abies alba)- © E. Laguna, 04.1997, Col de Vergio, Córcega (Francia)

Por supuesto, y cada vez con más empuje, el campeón de los adornos de estasa fiestas es el árbol de Navidad, para el que en muchos hogares siguen utilizándose ejemplares naturales de diversas especies de coníferas, y en particular del abeto común europeo (Abies alba). A veces lo que se vende son simples ramas, destinadas a arrugarse y morir en pocos días; pero otras son ejemplares completos, que por desgracia en nuestro clima tienen escaso futuro, salvo que puedan plantarse en sitios algo sombríos y con riego asegurado. Aunque no sea del gusto del ‘blogger’ aconsejar tener plantas de plástico,  el caso de los árboles navideños merece una excepción –salvo que, con suerte, encontréis árboles artificiales de restos de maderas, papel u otros  materiales biodegradables. Hablando de abetos, conviene recordar que una de las especies de este género es endémica (exclusiva) de Andalucía; se trata del pinsapo (Abies pinsapo) árbol protegido nativo de las altas serranías malagueñas y gaditanas,  que puede encontrarse a veces comercializado en viveros, siempre a través  plantas propagadas de semilla, sin afectar a las poblaciones naturales de la especie.

Ejemplar ornamental de abeto (Abies alba). © E. Laguna, 09.2010, Valencia


Se acaba la Navidad .... y sus plantas (2)



Rama fructificada de acebo, fotografiada en el Jardín Botánico de Madrid. © E. Laguna, 01.2007

Entre las especie de hojas verdes y frutos rojizos, el rey del adorno navideño es sin duda el acebo (Ilex aquifolium), planta frecuente aunque nunca abundante en el norte de España, que se enrarece extraordinariamente en la zona mediterránea. Es un árbol que puede superar los 10 m de talla, aunque su uso tradicional con diversos fines (madera, herboristería, etc.) lo redujeron durante siglos a portes casi arbustivos en muchas partes de la península Ibérica. Al igual quer las encinas, sus rebrotes exhiben hojas muy espinosas con las que intenta defenderse del ramoneo de los herbívoros silvestres o de ganado, mientras las  de las ramas altas tienen a menudo un contorno más regular.

Aspecto de una rama fructificada de acebo en la zona media-alta del árbol, donde las hopjas son menos espinosas. © E. Laguna,l 12.2002, Vilafranca (Castellón)

El contraste entre el rojo y el verde ha popularizado alguna especies exóticas que se producen masivamente para adornar las casa en estas fiestas invernales. La más famosa es sin duda una especie mejicana, Euphorbia pulcherrima (=Poinsettia pulcherrima) -llamada a menudo simplemente ‘planta de Navidad’ o 'flor de Pascua', o por su antiguo nombre en horticultura, como 'Poinsetia'-, cuyas hojas superiores, que rodean a las flores, poseen un acusado tono rojizo. Aunque en origen es una especie arbórea y muchas de sus formas antiguas cultivadas en España eran igualmente árbgoles o grandes arbustos, lo que se comercializa en la actualidad son plantas de porte más herbáceo, en parte debido al forzado de su desarrollo en invernaderos –donde combinando adecuadamente el ciclo de iluminación y las temperaturas se consigue que los esquejes enraizados lleguen a florecer en pocos meses-. Conviene recordar que esta especie pertenece al género Euphorbia, cuyas especies (lecheras, lechetreznas) producen un látex blanco e irritante que aparece fácilmente al romperse las ramas o las hojas.

Ramas de ejemplares arborescentes de Euphorbia pulcherrima. © E. Laguna, 02.2011, Lisboa (Portugal)


Macrofotografía de las flores de Euphorbia pulcherrima, rodeadas de las brácteas u hojas florales, de color rojizo. © E. Laguna, 12.2011, Valencia.


Con menos tradición aquí –que no en otros países-, pero con la ventaja de que las plantas suelen sobrevivir durante más tiempo y pueden incorporarse mejor al cultivo doméstico, se comercializa el ‘cacto de Navidad’, llamado más comúnmente en España ‘pluma de Santa Teresa’, por la forma aplanada de sus tallos. Su nombre científico es Schlumbergera truncata o Zygocactus truncatus. Es originaria de los bosques tropicales de Brasil, donde crece a menudo como planta epífita –sobre los troncos de los árboles, aprovechando los resquicios de tierra y humedad que pueden formarse en la corteza, cruces de ramificaciones, etc. De esta especie son más populares las formas de flores rojas o de color rosado intenso, aunque también las hay de colores más claros, incluido el blanco.

Cacto de Navidad, Schlumbergera truncata. © E. Laguna, 01.2011, Valencia.

Se acaba la Navidad .... y sus plantas (1)



Rama fructificada de tejo (Taxus baccata) © E. Laguna, 01.09.2000, Praga (República Checa)

Las plantas forman parte prácticamente de todas las ceremonias conocidas en el ser humano, en las que llegan a adquirir un papel relevante. Un excelente ejemplo lo constituyen las fiestas que ahora finalizan, que en buena parte se identifican con la imagen de algunas especies vegetales. Destacan particularmente las que muestran fuertes contrastes entre tonos verdes y rojizos, lo que probablemente deriva de antiguas tradiciones paneuropeas como las del culto al tejo, el árbol sagrado de los celtas, cuyas ramas invernales fructificadas se exhibían en ocasiones en la entrada de las casas para alejar los malos espíritus.  El tejo (Taxus baccata), árbol que pude superar los 2000 años de edad, es planta nativa de la península Ibérica, donde abunda en la fachada atlántica y zonas umbrosas de la mitad septentrional septentrional, enrareciéndose en la parte de influencia mediterránea, en la que ha quedado relegado a las umbrías frescas de las montañas más elevadas; su uso como planta navideña ha desaparecido con el tiempo, tanto por la rareza de la especie como probablemente por su fuerte toxicidad. Esta misma toxicidad es en parte fuente de su actual interés farmacéutico, ya que de esta especie y otras del mismo género se extrae el taxol, unos de los principales productos anticancerígenos. 


Arriba.: Rama de pino albar (Pinus sylvestris) portando un ejemplar de muérdago (Viscum album subsp. austriacum), 09.2009; Abajo: frutos del muérdago, 24.12.2009 . © E. Laguna, Morella (Castellón)


Con usos parecidos a los del tejo, pero de colores totalmente distintos, se ha venido utilizando el muérdago (Viscum album), planta parásita de numerosas especies de árboles en toda Europa. En las zonas de clima mediterráneo abunda más la subespecie austriacum, el muérdago de las coníferas, que hasta hace pocas décadas vivía solo en los pinares de alta montaña pero que progresivamente invade zonas de menor altitud. Como ya habréis intuido ‘Viscum’ se relaciona con el apelativo ‘viscoso’; el muérdago crece sobre las ramas de otras especies, a las que llega a matar al alimentarse de su savia, y sus pequeños frutos blancos son extremadamente pegajosos al tacto; cuando los zorzales y otras aves frugívoras intentan alimentarse de estos frutos, a menudo se les quedan pegados al pico o al plumaje, y han de deshacerse de ellos restregando las partes afectadas contra la corteza de otros árboles, donde quedan adheridas las semillas. Una de nuestras especies de tordos, el zorzal charlo, se denomina en latín Turdus viscivorus -o sea, tordo que se alimenta del muérdago-, dado que a menudo recurre a los frutos de esta planta como fuente alimenticia. El muérdago era planta mágica para los druidas de la Galia prerromana –tema como sabéis aludido en los cómics de Astérix, a quien Panorámix enviaba frecuentemente a recolectar la planta-, aunque  la forma que crece en los bosques de frondosas es la subsp. album, mucho más rara que la subsp. austriacum. Curiosamente, como el tejo, el muérdago es en la actualidad una de las principales fuentes de principios activos en la producción de fármacos para combatir diversos tipos de cánceres.