Hace un par de años hacíamos mención a los cenizos, especies
de tallos y hojas grisáceos del género Chenopodium,
en una reseña hecha aquí en el blog sobre los paisajes estivales (http://zorruno.blogspot.com/2017/08/paisajes-estivales.html).
Los cenizos deben su nombre obviamente al color ceniciento de sus hojas y
tallos, lo que sólo caracteriza a unas pocas especies de este género, que
contiene tanto plantas autóctonas como otras venidas fundamentalmente de Asia y
de América. En todos los casos son especies nitrófilas, es decir, apetentes por
diversas formas de presentación natural del nitrógeno, que se dan donde abunda
la materia orgánica, como ocurre en cunetas, cultivos, entornos urbanos,
corrales de ganado, etc.
Plantas jóvenes del cenizo común, Chenopodium album, 04.2009.
En Belalcázar hay 3 genuinos cenizos, y todos ellos alcanzan
su óptimo de desarrollo en el verano. La más habitual es probablemente el cenizo común, Chenopodium album, que además es la
especie más abundante de su género en el resto de la Península Ibérica; aunque el apelativo 'album' indica que la planta debería blancuzca, la mayoría de sus ejemplares
son de color gris medio u oscuro. Es una
planta de aspecto muy variable, debido a que se presenta a través de numerosas
variedades, algunas de las cuales dominan en otras épocas del año como la primavera o el otoño. A menudo
los ejemplares de cenizo común superan 1 m de altura.
Chenopodium album. Belalcázar, 08.2011.
El cenizo local de color más blancuzco es otra especie, Chenopodium opulifolium -llamado a menudo cenizo blanco-, que como la
anterior posee bastante talla y abunda en hábitats similares, aunque suele ser menos frecuente. En ocasiones hay
plantas de aspecto intermedio entre ambas, aunque no se han llegado a citar
genuinos híbridos entre ellas.
Chenopodium opulifolium. Belalcázar, 07.2007 y 08.2013.
La tercera especie presente es Chenopodium vulvaria, el cenizo hediondo, fácil de distinguir de
las dos anteriores por tener siempre porte postrado. demás, todas las partes
de la planta son fétidas cuando se aprietan o al pisarlas accidentalmente.
Localmente es menos frecuente que las otras dos, abundando más en el entorno de
antiguas eras o en sitios donde la vegetación era regularmente cortada,
favoreciendo por tanto a las especies de porte más rastrero.
Chenopodium vulvaria. Belalcázar, 07.2010.
Los cenizos tuvieron siempre mala fama porque sus ejemplares
competían con los cereales en los campos de secano, pero ese comportamiento es poco
patente en nuestras tierras, por la falta de solape de los ciclos vitales de
los cultivos -de invierno y primavera- y de las especies locales de Chenopodium -fundamentalmente
estivales-. A cambio, ese solape sí que es más frecuente en los territorios más
fríos y lluviosos del centro y norte de Europa.
Chenopodium vulvaria. Belalcázar, 07.2010.
Aparte de estas especies, no son raras en Belalcázar otras
plantas del género Chenopodium con
colores foliares no cenicientos, que por tanto no suelen recibir el nombre de
'cenizos'. Una de ellas, Chenopodium
murale, recuerda a los cenizos por la forma de sus hojas, pero éstas son
mucho más oscuras y a menudo brillantes; abunda en sitios ricos en amonio o urea,
como ocurre con los corrales, vertederos, etc.
Chenopodium murale. El Palmar, Valencia, 11.2014.
Otra especie frecuente, aunque más alejada de los ambientes
urbanos, es Chenopodium pumilio,
cuyas poblaciones se confundieron hasta hace poco con las de otra planta mucho
más rara, Ch. botrys. Esta
planta, de menor tamaño, tiene hojas de color verde claro, y vive en los
ambientes fangosos en desecación que se forman en los bordes de charcas y
arroyos.
Chenopodium pumilio. Belalcázar, 08.2015.