2012/08/03

Los puerros silvestres

Ajo porro silvestre (Allium ampeloprasum), fotografiado estos días en el entorno de Belalcázar. ©E. Laguna, 01.08.2012

Llamamos indistintamente ‘ajo porro’ al puerro cultivado (Allium porrum) y al pariente silvestre a partir del cual se domesticó en épocas pretéritas, el porro de campo (Allium ampeloprasum). Las diferencias reales entre ambas plantas parecen responder solo a las dimensiones -y por tanto no acaban de merecer ser distintas especies desde el punto de vista científico-, de modo que en la planta cultivada su selección secular por los agricultores ha primado las razas con tallos y bulbos más engrosados.

Inflorescencia del ajo porro cultivado (Allium porrum). ©E. Laguna, 05.2009

Su pariente silvestre, muy abundante por Belalcázar y su entorno, muestra estos días sus últimos tallos secos, pendientes de que algún golpe de viento acabe de tumbarlos para dispersas sus semillas. Cuando las cabezuelas de flores están en su óptimo desarrollo, el color puede variar del blanco al morado, en tanto en la mayoría de puerros cultivados prima más este último tono, que suele mantenerse cuando a veces se asilvestran cerca de las huertas. La diferencia entre la verdades planta silvestre (A. ampeloprasum) y las formas asilvestradas del cultivado (A. porrum), se aprecian fácilmente en el grosor de los tallos secos, bastante uniforme en el primero, mientras en el segundo son  extremadamente anchos y huecos en la base, con  forma de botella con cuello muy alargado.

Cabezuela floral de ajo porro nativo o silvestre (A. ampeloprasum). ©E. Laguna, 05.2009