2020/01/20

Las calas de río

Solemos llamar 'cala' a las especies cultivadas del género Zantedeschia. De ellas, la más popular es sin duda Zantedeschia aethiopica. Se adapta bien al cultivo en maceta, y en ocasiones puede asilvestrarse, cobre todo en acequias u otros ambientes con agua. No es casual que sea así, porque muchas de las especies de la familia a la que pertenece, las Aráceas, son plantas de sitios frescos que a menudo abundan más junto a los arroyos y ríos. Esto ocurre porque suelen tener tejidos blandos, que necesitan un aporte frecuente de agua, tomada del terreno a través de las raíces.


 
Diversas especies de calas cultivadas. A la izquierda, cala común, Zantedeschia aethiopica (Valencia, 03.2006). A la derecha, calas híbridas, usadas como ornamento en las andas de las procesiones de la Semana Santa en Belalcázar (04.2019).

En los últimos años se ha extendido también el cultivo hortícola de híbridos de diversas especies de este género, de origen africano, que suelen denominarse extensivamente como Zantedeschia hybrida. En Belalcázar se viene usando calas híbridas blancas, sobre todo en los adornos de las andas procesionales. Existen no obstante variedades con las inflorescencias amarillas, rosadas, rojizas e incluso negras. 


 
A la izquierda: Calas de río (Arum italicum) emitiendo nuevas hojas. Belalcázar, 12.2019. A la derecha, formas de hojas con dibujo marcado de los nervios, más frecuentes en el centro y norte de España; foto de plantas cultivadas en Valencia, 02.1997. 

Sin embargo, las calas no son patrimonio de tierras tropicales, y entre sus parientes se encuentran nuestras calas silvestres o calas de río, de las que ya hemos hablado alguna vez. Corresponden a la especie Arum italicum, y en esta época del año destacan entre las hierbas de los arroyos por su mayor tamaño y sus hojas lustrosas, con hojas en forma de flecha amplia. Las calas belalcazareñas suelen tener las hojas de color uniforme. verde claro o intenso, pero en otras zonas, sobre todo en el norte de la Península Ibérica, abundan plantas de hojas más oscuras con un marcado dibujo de los nervios, en verde claro o casi blanco. 


 
Flores de calas belalcazareñas, 04.2010. A la derecha, tallo fructificado, fotografiado en el Cabo de Peñas (Asturias, 08.2012).

Las inflorescencias de nuestras calas son muy poco llamativas, de color verde claro o algo amarillento. A cambio, sí que son mucho más destacados los grupos de frutos que aparecen al final de los tallos, que viran progresivamente del verde al amarillo, anaranjado y finalmente al rojo. Son pequeños frutos carnosos pero no comestibles. 

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