2020/08/13

Tras la lluvia estival

Tras las fuertes lluvias de las tormentas de verano, como las ocurridas hace pocos días, las calles recogen a veces huéspedes inesperados. Bajo los tejados viejos que carecen de canalones, o al pie de las bajantes de agua que recogen el agua de lluvia, han podido verse restos vegetales que actúan como formas de dispersión.

Restos de colonias de musgos, arrastrados desde los tejados hasta el adoquinado urbano tras las lluvias. Belalcázar, agosto de 2020.

Uno de los restos más frecuentes son los fragmentos de colonias de musgos, que pueden corresponder a diversos géneros de especies colonizadoras de muros y tejados (Grimmia, Funaria, Tortula, Bryum, etc.). Estos fragmentos a veces se transportan por las aves urbanas, que los usan para construir sus nidos. Los que han caído al suelo pueden sufrir la misma suerte, o bien deshacerse en trozos más pequeños que acaban por recolonizar las grietas del adoquinado, directamente o dispersando sus esporas. Aunque a ojos de quienes los vean puedan parecer plantas muertas, estos restos de colonias reviven tras rehidratarse.

Macrofotografía de uno de los restos de colonias de musgos de la imagen anterior, ligeramente rehidratada. 

Otro de los restos que se han podido observar son las semillas de la palmera canaria, sobre todo cerca de sitios donde hay ejemplares adultos de esa especie en jardines o patios. A diferencia de la palmera datilera común (Phoenix dactylifera), la palmera canaria (Phoenix canariensis) tiene dátiles mucho mas pequeños, que pueden ser consumidos por aves como estorninos, grajillas o mirlos, que usualmente regurgitan los 'huesos' o semillas. Estas semillas quedan depositadas en en los tejados, de donde caen cuando la fuerza de la lluvia es suficiente para arrastrarlos.  

Semillas de palmera canaria, aparecidas en algunas de las calles de Belalcázar tras las últimas lluvias de agosto de 2020.