2017/04/21

Jacintos y tulipanes silvestres

Estos días tenemos en flor el jacinto silvestre (Dipcadi serotinum), una especie que a menudo presenta ejemplares dispersos pero también puede aparecer en grupos. En castellano recibe a menudo nombres como jacinto leonado o jacinto bastardo. Aunque la forma de sus tallos y flores puede recordar algo a la de los jacintos cultivados, por supuesto es una planta bastante distinta, de talla menor y con flores no olorosas. Los jacintos cultivados corresponden a la especie Iacynthus orientalis, de la que en Belalcázar, además de la forma típica (subsp, orientalis) se conserva aún en cultivo una forma mucho más rara, probablemente importada del Mediterráneo Oriental en época antigua, y conocida como subsp. albulus.

 

Arriba, jacinto silvestre (Dipcadi serotinum). Abajo, jacintos ornamentales (Iacynthus orientalis), representados en Belalcázar por plantas cultivadas de la subespecie orientalis (izq.) y de la rara subsp. albulus (der.).

 

Algo parecido al jacinto ocurre con el tulipán, del que también tenemos una forma silvestre que hasta hace pocos días estaba en flor en algún rodal del monte Malagón de Belalcázar, y que se hace más abundante hacia el centro y parte oriental de Los Pedroches. Se trata de la especie Tulipa australis (=T. sylvestris subsp. australis) conocida como tulipán u ojo de perdiz, por la mezcla de colores rojos y amarillentos que exhibe. Suele crecer en grupos, a veces numerosos. Sus pariente cultivados son generalmente híbridos en los que como especie principal ha participado Tulipa gesneriana, de Asia centro-occidental y el extremo más oriental de Europa.

 

Arriba, flores del tulipán silvestre (Tulipa australis), nativo de Los Pedroches. Abajo, flores de tulipanes cultivados, formas e híbridos de la especie europea oriental-asiática Tulipa gesneriana.

 

Una primavera más seca de lo previsto

Las lluvias invernales pintaban bien en 2017, y todo anunciaba una esplendorosa primavera, pero ha pasado ya un tercio y apenas se ha visto el agua; y lo que es peor, he habido repuntes de temperaturas muy altas, casi estivales, que han acelerado la evapotranspiración, disminuyendo la ya escasa recarga del agua en los primeros centímetros de suelo. El resultado es bien simple: más que al inicio de la primavera, parece que en abril de 2017 estuviéramos ya en la segunda mitad de la estación.

Matorrales de abulaga (Genista hirsuta) por el paraje de las Vegas de Orea de Belalcázar, donde puede apreciarse el secado prematuro del pasto. 13.04.2017

Los pastos que por esta época suelen tener un color verde intenso están ya casi amarillentos, y en muchas especies herbáceas la floración se ha adelantado, pero a la vez los tallos alcanzan menor talla. Valga como ejemplo el de una de nuestras orquídeas más llamativas, la llamada Serapias lingua, que forma grupos dispersos en enclaves más o menos frescos -las aquí ilustradas son del monte Malagón. Lo habitual es que posean tallos esbeltos de unos 20-25 cm, pero este año apenas sobrepasan los 10 cm y las flores han nacido casi pegadas al suelo, como podréis apreciar en las fotos. Es fácil que muchas de estas plantas, si no llueve pronto en abundancia, apenas lleguen a fructificar.

 
Arriba: Aspecto de matas de la orquídea Serapias lingua en el monte Malagón en marzo de 2004. Abajo: Planta de la misma población natural en abril de 2017.