2010/08/13

Los grandes taludes

Aspecto actual de los grandes taludes de la carretera A-422 cerca del núcleo urbano de Belalcázar. ©E. Laguna, 08.08.2010

En la restauración vegetal de los márgenes la carretera de Belalcázar hasta el límite de provincia se olvidaron en su día -es ya habitual- los grandes taludes rocosos de desmonte, que en estos años se han ido cubriendo muy lentamente de vegetación herbácea, y a los que aún quedan muchas décadas de recuperación; en una primera fase vimos solo plantas anuales, pero desde hace un par de años son ya algunas perennes las que empiezan a colonizar algunos rodales algo más privilegiados por su acúmulo de suelo o su orientación a umbría. Entre ellas podemos destacar la interesante población de 'alcanforada' (Camphorosma monspeliaca), que recibe su nombre con justo merecimiento, dado el aroma a alcanfor que desprenden sus tallos al apretarlos entre los dedos.

Pegamoscas (Silene inaperta), frecuente en los taludes en regeneración. ©E. Laguna, 08.08.2010, Belalcázar

Alcanforada (Camphorosma monspeliaca), que empieza a formar grupos numerosos de plantas en los grandes taludes. ©E. Laguna, 08.08.2010, Belalcázar.

Aunque aún sean plantas juveniles, se ven ya los primeros clavelillos de pastor, de la especie Dianthus lusitanus, que es la dominante de este grupo en el NW del Valle deLos Pedroches. Por supuesto, también hacen su presencia los primeros ejemplares de abulagas (Genista hirsuta), cardo lebrel (Carlina corymbosa), etc.

Clavelillo de pastor (Dianthus lusitanus). Esta especie se caracteriza por tener tallos abundantes y flores no agrupadas en cabezuelas densas. El envés de los pétalos es de color similar o ligeramente más claro que el haz. ©E. Laguna, 17.08.2007, Belalcázar.

Siendo difícil que la administración responsable se plantee la revegetación artificial de taludes rocosos tan altos y descarnados, conviene recordar serían un excelente hábitat para intentar la implantación de especies singulares que estaban presentes en la zona antes de que se abordaran las obras o que se localizan en zonas cercanas de Los Pedroches, como los endemismos Coincya longirostra, Centaurea cordubensis o Dianthus crassipes.

Clavel de Sierra Morena (Dianthus crassipes), que se diferencia del anterior por sus tallos más gruesos y escasos, la flores reunidas en densas cabezuelas, con el envés de los pétalos blanco. ©E. Laguna, 09.08.2010, Alcaracejos.

2010/08/12

Cuestión de acentos

Muestra de uno de los carteles que anuncian el acceso a Belalcázar, donde falta la tilde en la segunda 'a'. ©E. Laguna, 08.08.2010

A poco que se conozca de nuestras reglas lingüísticas, debe saberse que el acento gráfico (la tilde) es obligatoria en las mayúsculas. Parece ser costumbre que quienes encargan hacer carteles indicativos en carreteras, entradas a poblaciones, etc., o bien quienes los fabrican, se pasen la regla por donde podáis imaginar. Para tener una idea algo más clara del tema recomendamos el artículo que aparece sobre este tema en la Wikipedia:
http://es.wikipedia.org/wiki/Acentuación_de_las_mayúsculas

Otro de tantos carteles con el error ortográfico, esta vez con promoción turística incluida. ©E. Laguna, 08.08.2010

Reproducimos además a continuación el texto que aparece en la sección de consultas más frecuentes, dentro de la página web de la Real Academia Española (www.rae.es):

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Tilde en las mayúsculas

Las letras mayúsculas deben escribirse con tilde si les corresponde llevarla según las reglas de acentuación gráfica del español, tanto si se trata de palabras escritas en su totalidad con mayúsculas como si se trata únicamente de la mayúscula inicial:

Su hijo se llama Ángel.
ADMINISTRACIÓN
ATENCIÓN, POR FAVOR.

La Real Academia Española nunca ha establecido una norma en sentido contrario.

La acentuación gráfica de las letras mayúsculas no es opcional, sino obligatoria, y afecta a cualquier tipo de texto. Las únicas mayúsculas que no se acentúan son las que forman parte de las siglas; así, CIA (sigla del inglés Central Intelligence Agency) no lleva tilde, aunque el hiato entre la vocal cerrada tónica y la vocal abierta átona exigiría, según las reglas de acentuación, tildar la i.

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Antiguo cartel que daba la bienvenida a Belalcázar desde la carretera de Santa Eufemia, sobre el que alguien puso la tilde a mano hace años. ©E. Laguna, 07.08.2008

A la vista del tema, no estaría de más que desde todo tipo de entidad o institución belalcazareña recuerden a los responsables de unos u otros carteles que BELALCÁZAR lleva tilde (en fin, que no es ninguna palabra aguda acabada en R y por tanto no tildada).

Una charneca como una encina

Ejemplar monumental de lentisco o charneca común (Pistacia lentiscus), cercano a la carretera de Belalcázar a Santa Eufemia, hacia el km 25 de dicha vía. ©E. Laguna, 07.04.2010

Los catálogos de árboles monumentales son siempre documentos inacabados, que antes o después tienen que ir completándose con nuevas aportaciones. Valga por ejemplo la del ejemplar de charneca o lentisco (Pistacia lentiscus) que aquí aportamos, en las inmediaciones de Santa Eufemia, accediendo por la carretera de Belalcázar. Visto de lejos se confunde con las encinas de las dehesas con las que colinda, pero su particular verdor lo delata en verano. Aunque hará falta medirlo con detalle en su momento, podemos echarle sin mucho riesgo en torno a 5 m de altura y más de 6 de anchura de la copa. Parece claro que un ejemplar de lentisco con esta forma y dimensiones bien merece incorporarse a las listas oficiales de árboles sobresalientes.

Claudio Rodríguez al pie del árbol monumental. ©E. Laguna, 10.08.2010

Detalle del tronco del ejemplar localizado. ©E. Laguna 10.08.2010.

Las plantas pedrocheñas, en la ampliación del proyecto FILMED

Preparación de muestras vegetales en el proyecto FILMED. Por cada población natural se recolectan 10 hojas, obtenidas respectivamente de 10 ejemplares diferentes, que se conservan temporalmente en gel de sílice. © E. Laguna, 13.12.2007.

El proyecto científico FILMED (Filogeografía de plantas representativas de la flora mediterránea), desarrollado por el Departamento de Biología Vegetal de la Universidad de Valencia y el Centro para la Investigación y Experimentación Forestal de la Generalitat Valenciana, pretende conocer las rutas de dispersión natural de algunas de las principales especies de los bosques y matorrales del entorno del Mediterráneo en los últimos centenares de miles de años, a través de estudios genético-moleculares. El proyecto, financiado por el Plan Nacional de Investigación y Desarrollo, implica la recolección de muestras de poblaciones selectas de determinadas especies de amplia distribución, presentes y abundantes en la mayoría de países de la ribera del Mare Nostrum y otros que poseen clima genuinamente mediterráneo (p.ej. Portugal). Por cada población natural se recolecta una pequeña cantidad de hojas que se conservan en gel de sílice hasta su procesamiento y análisis, en los laboratorios de la Universidad de Valencia.

Ejemplar de durillo (Viburnum tinus) en flor. © E. Laguna, 08.04.2007, Belalcázar.

Rama terminal de cornicabra o trementino (Pistacia terebinthus), con las características agallas causadas por picaduras de insector, que han justificado su nombre popular. © E. Laguna, 10.08.2010

Este proyecto se concentró inicialmente en 8 especies, con trabajos que se detallan en la página web http://www.uv.es/filmed , en los que se incluyeron numerosas recolecciones de material vegetal en Los Pedroches en 2007 y 2008. En 2009, el Ministerio de Ciencia e Innovación concedió una ampliación a tres nuevas especies (cornicabra, durillo y palmito), dos de las cuales se encuentran bien representadas en Los Pedroches, donde se han escogido varias estaciones de muestreo. El 'blogger' de Flora Belalcazarensis, con la colaboración de expertos locales como Claudio Rodríguez desde Belalcázar o Pedro López Nieves desde Pozoblanco, ha recolectado material vegetal de cornicabra (Pistacia terebinthus) y durillo (Viburnum tinus), que se incorporarán a los análisis de laboratorio en la Universidad de Valencia en los próximos meses. Los resultados permitirán conocer el sitio de origen primitivo de cada especie, y cómo éstas han dado lugar a variedades o subespecies locales durante su expansión hacia el resto del Mediterráneo.

El profesor Pedro López Nieves y Claudio Rodríguez, en el castillo de Miramontes de Santa Eufemia, en cuyas inmediaciones se recolectaron muestras de hojas de cornicabra. © E. Laguna, 10.08.2010

La banderita española (Lantana camara)

Casa belalcazareña ornamentada estos días con la bandera nacional. ©E. Laguna, 04.08.2010

El reciente triunfo de la selección española en el Campeonato Mundial de Fútbol ha disparado las ventas de artículos con los colores de la bandera nacional. Aunque no es habitual que las plantas pasen a formar parte de ese tipo de repuntes de ventas, parece que muchos viveristas han tenido que reponer planta de la llamada 'banderita española', ante el aumento de la demanda.

La fiebre por los colores de 'la roja' ha alcanzado todo tipo de artículos, como estas chanclas que lucían en una de las tiendas de souvenirs cercanas a la mezquita de Córdoba. ©E. Laguna, 04.08.2010

La planta en cuestión es la especie Lantana camara, que a pesar de su nombre popular es una especie exótica, considerada como una de las pestes vegetales más notables del planeta, sobre todo en climas cálidos y lluviosos. Es nativa de zonas subtropicales del centro y Sur de América, y se ha extendido ampliamente por otras regiones del globo, desplazando a menudo a las especies autóctonas. El clima continental, como el que posee Belalcázar, no le es demasiado favorable, y en tales condiciones se asilvestraría siempre con mayor dificultad.

Aspecto de una mata florida de 'banderita española' (Lantana camara). ©E. Laguna, 27.08.2006, Valencia.

Detalle de la cabezuela de flores de Lantana camara. ©E. Laguna, 02.06.2007, Valencia.

Aunque hay variedades con otros colores en la cabezuela floral, la más extendida es la de tonos rojos y amarillentos, de donde proviene el apelativo de 'bandera española'. Es una planta arbustiva caducifolia, de tacto áspero, que desprende olor desagradable cuando se tocan sus hojas. Los frutos son pequeñas bayas moradas en la madurez, que se dispersan fácilmente por las aves, germinando en cunetas, arroyos y otras zonas favorecidas por la alta humedad.

Frutos de Lantana camara. ©E. Laguna, 27.11.2005, Chania (Creta, Grecia).

2010/08/09

Descarga de algunos documentos útiles para conocer la flora pedrocheña

El uso de internet nos permite acceder cada vez con más facilidad a obras impensables por su escasa distribución u otras dificultades para obtenerlas. Las siguientes resultan fundamentales para tener una buena visión de la flora pedrocheña, especialmente en sus partes occidental y central (se indica entre paréntesis le volumen de memoria en Mb para los trabajos más extensos, que necesitarán más tiempo para la descarga):

Contribución al estudio florístico del Batolito de Los Pedroches

http://www.jardinbotanicodecordoba.com/pdf/monografia6.pdf
Catálogo florístico de la cuenca hidrográfica del río Zújar en la provincia de Córdoba (12 Mb)

http://jolube.wordpress.com/2009/09/25/flora-vascular-de-andalucia-occidental-1987/
Flora Vascular de Andalucía Occidental. 3 volúmenes (78, 107 y 95 Mb)


Es aconsejable además acceder a las siguientes obras:

http://jolube.wordpress.com/2009/09/22/flora-vascular-de-andalucia-oriental/
Flora Vascular de Andalucía Oriental, 4 vols. (38, 50, 43 y 44 Mb)

2010/08/07

Capitalidad cultural para Córdoba

Puerta principal del Mirhab de la Mezquita de Córdoba. © E. Laguna, 06.08.2010.

Os recordamos que la ciudad de Córdoba, Patrimonio de la Humanidad, opta al título de Capital Cultural Europea para el año 2016, y que podéis adheriros a través de la página web http://www.cordoba2016.es Si no hace falta convenceros para votar a favor podéis ir directamente al formulario:

Nuevas macetas con la inscripción de la capitalidad cultural esuropea, que engalanan el Callejón de las Flores. © E. Laguna, 06.08.2010.

Árboles llorones


Sauce llorón (Salix babylonica). Arriba, ejemplar en el río Guadalquivir en Córdoba, 06.08.2010; abajo, detalle de ramas de un ejemplar plantado en Belalcázar, 21.07.2010. © E. Laguna

Llamamos 'llorones' a los árboles y arbustos que tienen las ramas péndulas o colgantes. La especie más conocida es el sauce llorón (Salix babylonica), de la que las variedades originarias son ya de por sí péndulas, carácter que se ha ido manteniendo en las diferentes formas cultivadas por su alto valor ornamental. Este sauce es una especie de ribera, originaria de Asia, cuyo cultivo se extendió hacia el Mediterráneo ya en época antigua. En sus zonas de origen forman parte de los bosques de galería que bordean los grandes ríos.

Acacia japonesa llorona (Sophora japonica cv. 'pendula'). Valencia, 01.05.2008. © E. Laguna

Son pocas las especies que, como el sauce llórón, tienen ramas péndulas (p.ej., el abedul de la especie Betula pendula, nativa de diversos sistemas montañosos en España). En la mayoría de casos de árboles llorones, lo que podemos ver son cultivariedades de jardinería, desarrolladas a partir de plantas cuyas formas originarias no tienen ramas colgantes. Entre otras, son frecuentes las formas péndulas del avellanero, de la morera, del moral, del olmo de montaña, de la sófora o acacia japonesa, etc. En ocasiones se combina la posesión de ramas colgantes y onduladas o tortuosas (cultívares del tipo 'pendula contorta'), aunque este último carácter también puede mostrarse independientemente (cv. 'tortuosa' o 'controta').

Morera llorona (Morus alba cv. 'pendula'). La Granda (Avilés), Asturias, 23.08.2008. © E. Laguna

Olmo llorón (Ulmus glabra cv. 'pendula'). Calahorra (La Rioja), 17.08.2008. © E. Laguna

Avellanero tortuoso (Corylus avellana cv. 'contorta'). París, Francia, 28.04.2006. © E. Laguna

2010/08/05

Las 'pilistras'

Una de las plantas de interior más tradicionales en Belalcázar son las denominadas 'pilistras'. Curiosamente, este nombre es una modificación del nombre científico de este grupo de plantas: Aspidistra. Muy probablemente 'La Aspidistra' derivó a 'Las Pilistras' (máxime con el acento que nos gastamos por estas tierras); hay quien incluso individualiza el término, hablando de 'Pilistra'.

Maceta de 'pilistras' (Aspidistra elatior) en Belalcázar, 12.04.2007. © E. Laguna

La principal especie cultivada, característica de los patios andaluces, es Aspidistra elatior, proviniente del Este y Sudeste asiático. En algunas zonas de Andalucía se la conoce como 'Maíz chino', nombre en el que confluyen su origen oriental y el vago parecido de sus hojas a las del maíz (Zea mays); otros nombres populares de esta planta son 'Hojas de salón' u 'Hoja de lata'. A pesar de su aspecto, el género Aspidistra no pertenece a la familia de las Gramíneas sino a la de las Ruscáceas, y como la mayoría de ellas es una planta profusamente rizomatosa; las flores de A. elatior son casi subterráneas, y aparecen hacia la primavera.


Base de los tallos y flores de Aspidistra elatior, que se desarrolla a ras de suelo; abajo, sección de la cabezuela floral. Belalcázar, 12.04.2007. © E. Laguna.

Las Aspidistra se introdujeron en Europa durante la segunda mitad del siglo XIX, y aunque aparentemente lo hicieron por Gran Bretaña, se difundieron rápidamente por la zona Mediterránea, dada su mejor adaptación al clima. A. elatior puede resistir la incidencia directa de la luz solar en ambientes cargados de humedad, pero allá donde los veranos son demasiado cálidos y secos es preferible mantenerla como planta de interior o en patios sombreados.

Algo sobre los ruscos

Rusco de monte (Ruscus aculeatus), en el Arroyo de la Tejera, Santa Eufemia. © E. Laguna, 08.08.2009

Ruscos de patio (Ruscus hypophyllum, a la izquierda) y de monte (R. aculeatus, a la derecha), en la rocalla del Centro de Interpretación del Parque Natural del Montgó, Jávea (Alicante). © E. Laguna, 03.09.2009

Los ruscos (género Ruscus) son plantas de la familia de las Ruscáceas, que muchos botánicos prefieren considerar como una subfamilia de las Liliáceas. Aunque la especie más familiar para muchos habitantes de Belalcázar será el 'rusco de patio' (Ruscus hypophyllum), al tratarse de una planta cultivada en casas y jardines, la planta nativa más habitual es el rusco de monte o de hoja dura, Ruscus aculeatus, que en Los Pedroches y comarcas colindantes habita en sotobosques de umbría y barrancos frescos.

Turión o falso espárrago de Ruscus aculeatus. © E. Laguna, Belalcázar, 16.04.2006.

Los ruscos mediterráneos son plantas turionales, lo que significa que emiten tallos de crecimiento limitado a una sola estación, igual que las esparragueras; de hecho, los turiones o 'espárragos' de los ruscos son consumidos como los de las esparragueras en algunas regiones mediterráneas, aunque son mucho más amargos y sólo pueden cocinarse cuando son muy tiernos.


Ruscus aculeatus: filodio con flor (arriba) y planta fructificada (abajo). © E. Laguna, Catarroja (Valencia), 03.02.2008 y 26.11.2007

Una particularidad de los ruscos es que lo que llamamos 'hojas' son realmente un tipo de ramillas transformadas, denominadas 'filodios'; las verdaderas hojas se reducen a hojuelas diminutas en forma de escama. Los filodios se desarrollan íntegramente el primer año, deteniéndose ya el crecimiento del tallo; a partir del 2º o 3r año, cada filodio emite una hojuela, bajo la cual aparecerá una flor, que a su vez puede dar lugar a frutos carnosos con una o más semillas de gran tamaño. En el caso de Ruscus aculeatus, los filodios son muy rígidos y punzantes en el extremo, y suelen tener un color verde claro.


Ruscus hypophyllum en flor (arriba, Valencia, 04.03.2009) y fruto (abajo, Belalcázar, 06.08.2009). © E. Laguna.

En el caso del rusco de patio (R. hypophyllum) los filodios son más alargados, endebles, a menudo algo péndulos; a diferencia de R. aculeatus suelen tener un marcado color verde oscuro. R. hypophyllum es una especie que habita de modo natural en enclaves forestales húmedos de ambiente subtropical de la península Ibérica y el NW de África, siempre cerca del mar; las principales poblaciones españolas se localizan en Cádiz. Una tercera especie que se cultiva más ocasionalmente en España es R. hypoglossum, propia del Mediterráneo Oriental, a la que se atribuyeron en el pasado algunas poblaciones naturales ibéricas, probablemente por confusión con R. hypophyllum, con la que guarda gran parecido.

Parterre de Ruscus hypophyllum. Jardín de Monforte, Valencia capital, 28.10.2006. © E. Laguna

Como plantas ornamentales, se han utilizado desde épocas antiguas en la jardinería mediterránea, aprovechando el contraste de sus partes verdes y los frutos, intensamente rojizos en la madurez -esféricos en R. aculeatus y habitualmente más ovalados en R. hypophyllum. En algunos países, como Italia, los tallos fructificados de los ruscos se venden cada vez más como ornamento navideño. No obstante, el cultivo de estas especies se ha incrementado sustrancialmente en los últimos años por su demanda en fitoterapia y para la obtención de productos farmacéuticos, especialmente para las afecciones del sistema circulatorio.

2010/08/03

La ruda

Anuncio de las virtudes del bálsamo de ruda, en el puesto de venta de hierbas medicinales durante la reciente feria del Medievo de Belalcázar. Seremos benévolos perdonando la B de 'Berrugas'. © E. Laguna, 25.07.2010

La ruda o 'rúa' es una de las pocas especies que se atreven a florecer en pleno verano belalcazareño. El nombre científico de la planta que habita en nuestros matorrales es Ruta montana, y aunque posee hojas grisáceas estrechas y muy divididas, en verano destaca más por el color verde-amarillento de sus largos y abundantes tallos. Es frecuente en los matorrales y cunetas. Esta especie no debe confundirse con las rudas cultivadas, que suelen corresponder a la especie Ruta graveolens (nativa de otras zonas del Mediterráneo y aquí introducida como planta medicinal y ornamental), R. chalepensis (silvestre en muchas partes de la península Ibérica) y posibles híbridos de jardinería entre ambas especies.


Ruda (Ruta montana) con su aspecto estival (arriba, 04.08.2007, Cabeza del Buey) y primaveral (abajo, 06.04.2007, Belalcázar). © E. Laguna

Las rudas tienen un afamado elenco de virtudes medicinales, mayoritariamente atribuidas a su aceite esencial y a un glucósido -la rutina- contenido en las diferentes partes de la planta, que actúan especialmente sobre el sistema circulatorio y para la regulación de los problemas menstruales; estas especies tiene igualmente fama de abortiva, tanto para el ser humano como para el ganado. Además de los compuestos citados poseen diversos alcaloides, cumarinas, etc. que como los anteriores tienen una altas toxicidad, por lo que su empleo debe reservarse a profesionales debidamente cualificados en fitoterapia. Además de su olor particularmente desagradable, las rudas suelen reconocerse por producir en ocasiones fuertes dermatitis de contacto; en muchas personas sensibles a estas plantas las dermatitis se producen por compuestos fotosensibles contenidos en las hojas y tallos, que reaccionan a la incidencia de los rayos UV. Por ello, tras el contacto accidental con la planta, es recomendable tapar inmediatamente la zona afectada de la piel con una tela (p.ej., un pañuelo) para que no reciba la luz del sol, lo que evita que se active la reacción alérgica; posteriormente debe acudirse al centro de salud para recibir el tratamiento adecuado.



Formas cultivadas de Ruta chalepensis en flor (10.03.2007, Valencia) y fruto (23.05.2010. Jardín Mediterráneo de L'Albarda, Pedreguer, Alicante). © E. Laguna

Las dermatitis son igualmente producidas por otras rutáceas nativas mediterráneas, que en el sur de la península Ibérica se reúnen en los géneros Ruta, Haplophyllum y Dictamnus; de todas ellas, por Belalcázar y su entorno cercano solo se ha localizado la ya citada Ruta montana. Curiosamente las rutáceas más conocidas para la mayoría de la gente, los árboles del grupo de los cítricos (naranjos, limoneros, mandarinos, bergamotos, cidros, etc.) no suelen producir reacciones de este tipo, salvo a personas extremadamente sensibles. Los cítricos cultivados corresponden fundamentalmente al género Citrus, y en menor medida a Poncirus (poncileros) y Fortunella (kuomquats).

2010/08/01

Los cardos marianos

Característico aspecto de las hojas del cardo mariano (Silybum marianum), el más abundante de nuestros cardos borriqueros. © E. Laguna, Belalcázar, 14.04.2006.

El nombre ‘cardo mariano’ es una adaptación del nombre científico de uno de nuestras ‘cardos borriqueros’ más habituales. Se trata de la especie Silybum marianum (L.) Gaertner (= Carduus marianus L.). Los botánicos denominamos ‘mariano/a’ o ‘mariánico/a’ a las plantas de Sierra Morena, o que teniendo un área de distribución más amplia fueron inicialmente descritas con material vegetal de esta zona. En el argot botánico, tan lleno de latinismos, Sierra Morena es de hecho ‘la Cordillera Mariánica’; ya hemos hablado en alguna ocasión de alguna especie con este apelativo, como la dedalera Digitalis mariana.


Aspecto primaveral y estival de los capítulos florales de Silybum marianum. Belalcázar, 16.04.2006 y 02.08.2009. © E. Laguna.

Silybum marianum es uno de nuestros cardos más abundantes, y de hecho es frecuente en zonas de intensa actividad humana o del ganado en buena parte de los países mediterráneos. Se distingue bien de la mayoría de sus congéneres por sus brillantes y grandes hojas de color verde oscuro con abundantes manchas blancas, y por sus capítulos florales, que recuerdan a los de las alcachofas pero son normalmente más achatados y con espinas más robustas desde su base. Esos mismos capítulos, en estado juvenil (cuando tienen aún poco desarrolladas las espinas) aún se recolectan y consumen como los alcanciles en algunas zonas del Norte de España. Probablemente, para la mayoría de lectores del blog, esta especie es el 'cardo borriquero' por excelencia, y quizá otros lo conozcan como 'cardo manchado', nombre que recibe en otras zonas por el aspecto de sus hojas.

En algunas zonas de la península Ibérica abunda también una segunda especie de este género que no hemos localizado por Belalcázar y su entorno, Silybum eburneum Coss. & Durieu, y que recordando al cardo mariano se diferencia de éste por su particular colorido, donde dominan más los tonos blancos y violáceos; ‘eburneum’ es un apelativo que hace mención al color del marfil. En el capítulo floral de S. eburneum las espinas de las brácteas medias e inferiores permanecen erectas en la madurez floral, mientras las superiores se revuelven hacia el exterior; por el contrario, en S. marianum todas las espinas son divergentes y radiales.


Aspecto de los tallos floridos, y de un capítulo floral de Silybum eburneum visto desde arriba. Ayora (Valencia), 13.05.2010. © E. Laguna.

La hormiga de cabeza roja

Ejemplares de obreras de hormiga de cabeza roja (Crematogaster scutellaris) recolectando néctar y otros alimentos que le ofrecen las flores del bonetero cultivado (Evonymus japonicus). © E. Laguna, Belalcázar, 18.07.2010

Quien se haya quedado dormido bajo una encina conocerá probablemente el mordisco de la hormiga de cabeza roja (especies del género Crematogaster, y especialmente C. scutellaris), uno de nuestros insectos más familiares; de hecho se la suele denominar 'hormiga de las encinas'. Su abdomen apuntado y el fuerte contraste entre la parte superior del cuerpo (rojiza) y la inferior (negro brillante) la hacen difícil de confundir. A lo que quizá no estábamos tan acostumbrados era a verlas campar por las casas en el casco urbano belalcazareño, en vez de recluirse a sus refugios en ambientes más naturales. De unos años a esta parte nos hemos ido acostumbrando a verlas, y quizá de paso ellas se han vuelto algo menos agresivas con nosotros.