2019/02/15

La fructificación del bonetero

Como ya hemos indicado en algunas entradas anteriores del blog, el bonetero de jardín, correspondiente a la especie botánica Euonymus japonicus, es una de las plantas ornamentales que pueden verse en los jardines belalcazareños. Aunque la especie es frecuente como planta ornamental de exterior por toda España, lo que no resulta tan fácil de ver son ejemplares en fructificación, quizá el momento en que posee la planta mayor atractivo visual debido al contraste de color de sus hojas con el de los frutos, de cubierta rojiza y semillas con una capa externa carnosa de color anaranjado intenso.




Ejemplar de bonetero en fruto, en el paseo Corpus Barga de Belalcázar, 01.2019.

Para que el bonetero fructifique, primero debe haberse dado la fecundación de las flores, y en lo posible que éstas sean fecundadas por el polen de una planta diferente. Esto resulta aparentemente fácil, pero muchas veces esta especie se ha propagado artificialmente mediante esquejes, por lo que no es raro que cuando se plantan en jardines, muchas plantas provengan realmente de un sólo individuo; por tanto, aunque dos ejemplares plantados cercanos parezcan diferentes, en el fondo pueden ser genéticamente la misma planta, con el riesgo de que no se dé una verdadera polinización cruzada, y por tanto la producción de frutos sea nula o muy inferior a la esperable. Las flores no son particularmente atractivas, y no suelen atraer a los polinizadores más habituales como abejas o mariposas. A cambio, es fácil ver sobre sus flores hormigas, que probablemente interfieren favorablemente en la polinización.

Fructificación del bonetero en Belalcázar. 12.2018.

El bonetero raramente florece en climas cálidos, necesitando a menudo de un cierto grado de continentalidad, algo que en Belalcázar y poblaciones cercanas forma parte de las características intrínsecas del clima local.


2019/02/12

Las grullas, elemento inconfundible de nuestros inviernos

Grullas en las dehesas de Hinojosa del Duque, en enero de 2019.


La grulla común o europea (Grus grus) es una de las señas de identidad por excelencia de los paisajes invernales pedrocheños, siendo más fáciles de observar en el seno de dehesas viejas, con grandes claros entre los pies de encina. A diferencia de la cigüeña común, que está  con nosotros entre febrero-marzo y septiembre-octubre, migrando hacia África para pasar allí parte del otoño y el invierno, para las grullas esos terrenos cálidos en los que pasar los meses más fríos son las zonas esteparias y semiboscosas del centro de la península ibérica; en los meses cálidos del año, desde la primavera a principios del otoño, viven en el Norte de Europa. Dice el refrán aragonés que ‘Para El Pilar llegan, y para San José no quedan’

Grullas buscando alimento al pie de viejas encinas. Hinojosa del Duque, 01.2019.

Las grullas se reconocen fácilmente en vuelo por el sonido o trompeteo que emiten, y porque aparecen a menudo ordenadas formando escuadras, con aspecto de punta de flecha.  Estos grupos se hacen por supuesto mucho más espectaculares en el momento de la migración. Las grullas son omnívoras y poseen una dieta muy amplia de vegetales, invertebrados y pequeños vertebrados; en las dehesas de encina comen también bellotas, uno de sus principales alimentos durante la invernada. Suelen desplazarse por ello cada día a las dehesas desde los dormideros, que suelen ser zonas ribereñas en ríos y humedales.

2019/02/10

Las cigüeñas verás ... ¿por San Blás?


Cigüeñas en los puntos más elevados de las ruínas de la Casa Grande de Belalcázar, diciembre 2018.

Conforme al santoral católico, San Blas se celebra cada año el 3 de febrero -hace apenas una semana-, fecha en la que, según la tradición, suelen volver las cigüeñas comunes o blancas (Ciconia ciconia) desde sus cuarteles de invierno en el continente africano. Este invierno, sin embargo, la mayoría de cigüeñas belalcazareñas estaban ya en sus nidos en pleno mes de diciembre y enero.


Cigüeña en su nido coronando el tejado de la antigua fábrica de harinas de Belalcázar. Enero 2019.

Parece que algunas se quedaron todo el tiempo, y otras aparentemente migraron pero volviendo pronto, sin esperar a finales de enero o principios de febrero. Estos cambios en las costumbres de las cigüeñas pueden deberse en parte a la modificación de los ciclos estacionales, dentro del contexto de lo que llamamos cambio climático. No obstante, según algunos expertos, la tenencia de alimentos suficientes durante el invierno, de los que antes no disponían pero ahora suelen encontrar en vertederos de residuos sólidos urbanos, parece facilitar también que se queden con nosotros cada vez más tiempo, olvidándose de migrar.

2019/02/09

La niebla


Uno de los elementos más característicos del clima belalcazareño es la densa niebla con que suele aparecer el municipio durante muchos días, ya desde mediados del otoño, y hasta entrada la primavera. La niebla se suele formar a lo largo de la noche, y en los días invernales raramente desaparece antes de media mañana.

 
Niebla en la plaza de la Constitución de Belalcázar. 11.2018

La niebla, junto a la escarcha o el rocío, forma parte de lo que llamamos ‘precipitaciones horizontales’, esto es, aquellas en la que el agua no cae de la atmósfera en vertical desde las nubes, como ocurre con la lluvia. Su efecto está aún poco estudiado en España, pero en los trabajos de investigación desarrollados hasta ahora, todo indica que su contribución a la suma anual de agua que llega hasta las plantas y el suelo puede ser muy importante, e incluso superar a la que se recoge anualmente en forma de lluvia.

Niebla en dehesas. 12.2018

Además de lo anterior, las nieblas dan lugar a paisajes peculiares a los que, quizá acostumbrados cada invierno, no damos importancia, pero que llegan a tener un alto valor estético, particularmente en el entorno de las dehesas de encina que dominan buena parte del Valle de los Pedroches.