2011/12/31

Feliz 2012


El blog desea a todos/as sus lectores/as una feliz entrada del nuevo año 2012, para el que desgraciadamente no nos anuncian tanta prosperidad como desearíamos. Al menos está difícil que nos quiten la tradición de comerse las 12 uvas, a ser posible bajo el reloj del ayuntamiento de Belalcázar. Un fuerte abrazo y hasta el año que viene.

2011/12/25

Algunas imágenes invernales

Nuestro paisano Luis Fernández sigue premiándonos con sus fotos artísticas y entrañables, que podéis visitar en sus blogs, y particularmente en el que estrenó este verano dedicado a las tierras del antiguo condado de Belalcázar. En estos días ha colgado imágenes de paisajes, lugares y detalles naturales del 'terruño', accesibles en el blog:

Belalcázar Universal de fiesta

Os recordamos que la página web de José Cortés 'Belalcázar Universal', que en su día sirivió de germen para aglutinar las voluntades de muchos/as belalcazareños/as dispersos, alejados de su tierra y solo unidos a través de internet, ha cumplido 10 años de edad. Además, como ya es habitual, la página se engalana en estas fiestas con el Certamen Universal de Dibujo y Pintura Infantil, y con mensajes de esperanza venidos de 18 países. No olvidéis pasar por el libro virtual de visitas.

Se acabó un otoño demasiado cálido

Aunque aún no ha acabado de entrar el invierno para las plantas (el de las temperaturas) sí que entramos hace pocos días en el oficial (el de las horas de luz), y de paso se han ido extinguiendo los apogeos florales de las especies otoñales. Algunas empezaron pronto, como las perfumadas esparragueras trigueras, que ya en agosto lucían sus flores, quizá poco atractivas a la vista pero que no pasan desapercibidas al olfato; sus parientes cultivados, como las esparragueras plumosas, han florecido con mayor fidelidad en su época óptima, hacia octubre y noviembre.

Esparraguera plumosa (Asparagus setaceus) en flor. ©E. Laguna, 22.10.2011

Más escasas, pero a menudo más llamativas, son las bulbosas otoñales, de las que no suele faltar por nuestros montes el azafranillo o azafrán silvestre (Crocus serotinus subsp. salzmannii), pariente del azafrán cultivado (Crocus sativus); ambas especies florecen entre septiembre y noviembre, o más raramente hasta diciembre, pero el azafrán cultivado ha sido seleccionado durante siglos para poder aprovechar sus 'hebras', que en realidad son los estigmas secos o muy ligeramente tostados.

Flor del azafranillo (Crocus serotinus subsp. salzmannii ). ©E. Laguna, 10.2005

El otoño de 2011 ha sido demasiado cálido, y eso ha influido en que muchas de nuestras plantas otoñales apenas si hayan florecido. 2012 no promete ser mucho más regular; pronto le daremos la bienvenida, mientras echan sus flores los junquillos cultivados y optras pocas especies atrevidas con el frío.

2011/08/17

Exposición fotográfica de Juan José Romero

Ayer se inauguró una exposición fotográfica, que aún estará por varios días en La Fragua de Belalcázar (http://lafragua.eu/?page_id=800), que reúne obras elaboradas por Juan José Romero desde hace 25 años. Fiel al estilo de muchos de sus retratos y desnudos, Juanjo Romero recrea en esta exposición un ambiente de angustia vital -o si se prefiere, la angustia de vivir-, en la que el visitante camina por el estrecho camino que separan la soledad y la esperanza, el pasado y el futuro, la vida y la muerte...; lo hace con una variada mezcla de técnicas que ha venido cultivando desde sus primeras exposiciones: juegos de sombras, fugas de luz, reflejos y enfoques atrevidos se combinan con la pintura sobre fotografía, generando un ambiente que obliga al silencio y a la reflexión sobre el ser humano y su destino.

La exposición combina las imágenes donde domina el blanco y negro, en muchos casos sobre restos de objetos cotidianos, generando pequeñas series o composiciones. En su recorrido, muchos/as visitantes sentirán sin duda la impresión de circular dentro de una pesadilla, a lo sumo con los pequeños escapes que permiten las imágenes más claras, o allá donde las fotos se pierden en el enorme lienzo natural de la sala que la alberga, dentro del Monasterio de Santa Clara. Probablemente, embaucados/as por la sensación de angustia que dejan transmitir muchas de las imágenes, olvidarán la particular dificultad técnica que se alcanza en muchas de ellas, y que demuestra un dominio maestro del arte de la fotografía. Para quienes asistieron a la inauguración, el ambiente quedó más que preparado con un montaje fotomusical con imágenes de Juanjo y música de Hiroya Miura, que precedía al acceso a la sala donde estaban las composiciones artísticas. La muestra estará abierta hasta finales de este mes.


Fiel a su estilo, Juan José Romero no ha dejado de incluir en su exposición imágenes de sus personas más apreciadas. El ‘blogger’ quiere agradecer desde aquí el homenaje que ha hecho Juanjo a su hermano Eugenio Laguna, fallecido hace ya casi una década, a quien está dedicada una de las composiciones de la exposición. Gracias de corazón, Juanjo.

En tierra de mestos

Mestos, mestizos, mixtos …. en fin, mezclas. Por aquí llamamos mestos a los híbridos entre especies del género Quercus, las más nobles de nuestra vegetación mediterránea; en más de un pueblo de Los Pedroches hay parajes o partidas con nombres como 'El Mesto' o 'Los Mestos'.

Mesto típico de la comarca, de la especie Quercus rotundifolia x suber, con tronco que muestra la corteza suberosa del alcornoque, y hojas pequeñas y redondeadas de envés villoso de la encina. Arroyo de la Tejera de Santa Eufemia. ©E. Laguna, 08.08.2009.

El mesto por excelencia es el híbrido entre encina (Quercus rotundifolia) y alcornoque (Q. suber), que suele darse allá donde ambas especies coinciden. Como todos los híbridos, aunque quizá tenga nombre científico propio puesto por algún autor (en este caso Quercus x agrifolia), siempre podemos nombrarlo por la combinación de los nombres de sus parentales, puestos por orden alfabético, y separados por un signo de multiplicación: Quercus rotundifolia x suber. El Código Internacional de Nomenclatura Botánica utiliza esta notación para las plantas silvestres, pero en el de plantas cultivadas, donde el papel de cada parental puede ser relevante para el interés comercial del resultado del cruce, ya sea natural o artificial, se pone usualmente primero el nombre del polinizador o planta que ha hecho la función de padre, y luego la que ha hecho de madre, produciendo las semillas.

Hoja de ejemplar de coscoja recolectada en Pozoblanco, que mostraba ligeros rasgos residuales de hibridación con el quejigo, insuficientes para hablar de un verdadero 'mesto'. ©E. Laguna, 08.08.2011.

Nuestras especies de Quercus se hibridan prácticamente todas entre ellas, pero en general los mestos producidos, aunque también sean fértiles, no suelen dar lugar a rodales o poblaciones completas. Además los híbridos suelen darse entre especies del mismo comportamiento foliar (entre perennifolias entre sí, o entre las caducifolias). En la visita al paraje del que ya dimos la noticia sobre el helecho Osmunda regalis en Pozoblanco encontramos una planta que por el aspecto de sus hojas podría tener ligeros rasgos de uno de los mestos menos habituales de la flora ibérica, el híbrido Quercus coccifera x faginea, es decir, el híbrido entre la coscoja y el quejigo o roble carrasqueño; no obstante, la planta localizada no presenta pelos en el envés de las hojas, por lo que nos indica que, de ser, relamente un híbrido, la carga genética de la coscoja sería ampliamente dominante. En casos como este, la prudencia aconseja no dar por segura dicha hibridación.

Cuesta abajo de las Cabañuelas

Nubes sobre Belalcázar, el primer día de las cabañuelas de este año. ©E. Laguna, 01.08.2011

Estamos ya en la ‘cuesta abajo’ o ‘cuenta atrás’ a la hora de leer las cabañuelas, esa costumbre ancestral que aún mantienen algunos de nuestros mayores durante el mes de agosto, observando las nubes en momentos concretos del día. Los días inicial y final se reservan normalmente para una previsión general del tiempo del año, pero el grueso de las observaciones se dedican a vaticinar el que hará mes a mes. En las dos primeras semanas se va dedicando progresivamente, en sentido ascendente (de enero a diciembre) un día a cada mes, y posteriormente se pasa a hacer lo mismo a la inversa (de diciembre a enero), contrastando la predicción con la que se había hecho en el otro sentido. Muchos hemos visto a nuestros bisabuelos o abuelos anotando las cabañuelas con piedras o muescas en trozos de madera, cuando no sabían escribir; años más tarde eran otros mayores los que lo hacían, esta vez con lapicero y libretilla en mano, a veces discutiendo entre ellos para afinar sus observaciones. Este método ancestral de predicción meteorológica procede al menos de los tiempos de apogeo de la cultura judía española, y su práctica se diversificó notablemente pueblo a pueblo en buena parte de la península Ibérica, sobre todo en las regiones meseteñas y en Andalucía. Quienes leen las cabañuelas analizan la forma, movimiento y evolución de las nubes, matizando sus observaciones con otras del resto de elementos atmosféricos (rocíos, cambios térmicos día a día, dirección de los vientos..); no hay más reglas que las heredadas de la tradición oral multicentenaria, y las que cada ‘lector’ de cabañuelas ha ido depurando con su experiencia en este tipo de precciones a lo largo de su vida.

2011/08/13

Cableados cabreados

Panorámica de la calle Fray Miguel de Medina de Belalcázar. ©E. Laguna, 05.08.2011

Dado el reducido caso que se suele hacer a nuestro patrimonio arquitectónico –por mucho que parezca que las autoridades competentes parece que se vayan a herniar en el intento-, es probable que debamos esperar a los tiempos en que la arqueología industrial adquiera relevancia suficiente. Para esas fechas el patrimonio eléctrico viario belalcazareño, al paso al que va creciendo y consiguiendo afear nuestro paisaje urbano cada año, puede ayudar a que nuestro pueblo merezca como mínimo el apelativo de Patrimonio (eléctrico y antiestético) de la Humanidad.


Detalle de uno de los abundantes enjambres de cables que pueden verse dispersos por casi todas las calles belalcazareñas, sobre todo en edificios donde se eternizan las obras privadas o públicas.©E. Laguna, 31.07.2011

A buen seguro que muchos pueblos del planeta a los que no llegan los servicios más mínimosquerrían estar literalmente ahorcados de cables de luz y teléfono, pero para una villa de patrimonio histórico monumental y estético como el de Belalcázar, la sobreabundancia de conducciones de este tipo en cualquier calle roza el insulto. Sabemos que no es culpa de quienes se encargan de cuidar el cableado, y que los exagerados privilegios de que gozan las empresas del sector les permiten afear sin límite cualquier municipio, ayudando a desalentar sus atractivos turísticos y culturales; sin embargo, los excesos de cableado que se observan por doquier en cualquier calle del pueblo merecerían que alguna vez se genere alguna reflexión pública al respecto.


Otro de las muchas docenas de ejemplos observables estos días en las calles de Belalcázar. ©E. Laguna, 31.07.2011

Probablemente, ante ese revestimiento legal de privilegios de las empresas eléctricas y telefónicas, poco pueda hacer nuestro ayuntamiento -que por supuesto también estará cogido por ‘sus partes’ con las correspondientes facturas mensuales-, pero el exceso de dichos cables acabará por dar cualquier día un disgusto por cuestiones de mera seguridad ciudadana, son muchos los camiones y máquinas pesadas que necesariamente han de atravesar el casco urbano y antes o después alguno acabará provocando o siendo víctima de un accidente eléctrico.


La ermita de San Antón , paradigma del monumento imposible de fotografiar en una panorámica completa sin cables de por medio. ©E. Laguna, 11.08.2011

Con suerte, podremos llegar a sacar en el futuro panorámicas de algunos de nuestros monumentos que hoy son prácticamente imposibles sin cables de por medio. Mientras tanto, también podemos posicionarnos a la inversa, y declarar algunos de esos impresionantes enjambres de cables como obras de arte contemporáneo, Bienes de Interés Cultural 'noli tangere'; ni hechas a propósito se conseguirían por cualquier escultor moderno acumulaciones tan complejas de este tipo de conducciones.

Exposición fotopoética y asamblea de la Asociación Amigos de Belalcázar

Fragmento de la exposición fotopoética que se presenta estos días en el local del ayuntamiento de Belalcázar ©E. Laguna, 12.08.2011

Entre los días 12 y 14 de agosto, en horario de mañana, permanece en el Ayuntamiento de Belalcázar la exposición fotopoética elaborada por la Asociación Amigos de Belalcázar Villa de Monumentos, que reúne 20 obras compuestas de fotografías de Luis Fernández Torrero y poemas de Feliciano Casillas, ambos socios de la entidad. La imágenes son una auténtica oda al valor de la piedra labrada y los sentimientos que ésta inspira, y reúnen matices y enfoques peculiares de los monumentos de la localidad. Desde el blog animamos a las entidades e instituciones que puedan interesarse para dar cabida a la misma exposición en fechas posteriores, y quizá en un futuro, a promover una publicación que reúna esta expresión artística y cultural, digna de llegar mucho más allá de los sitios donde ahora se presente.


Feliciano Casillas, Gabriela Morillo y Jorge Aggeo López de Medina, en la mesa que presidía la asamblea de la asociación Amigos de Belalcázar Villa de Monumentos ©E. Laguna, 13.08.2011.

En medio de estas fechas, el 13 de agosto, se ha celebrado la asamblea anual de la asociación, en la que se han tratado como temas más relevantes la reducción de actividades de la Junta de Andalucía para la recuperación del Castillo de los Sotomayor, y el estado de soluciones precarias e insuficientes que se viene dando para evitar el hundimiento de parte del Convento de Santa Clara. Ambas merecerán noticias específicas que intentaremos preparar y publicitar desde el blog. Además, se ha anunciado que la fecha prevista para la Fiesta de las Flores 2012 será el 13 de mayo, y que la zona a engalanar será la Calle Larga o c/Blas Infante, en todo su recorrido.


Pepe Blanco y Gabriela Morillo, frente al cuadro mural que preparando para la Fiesta de las Flores 2011, y que se expone permanentemente en el local de La Divina Pastora de Belalcázar. ©E. Laguna, 13.08.2011.

Aprovechando que la reunión se realizaba en las instalaciones de La Divina Pastora, donde reside el cuadro mural que prepararon desde la asociación Pepe Blanco y Gabriela Morillo, hemos podido hacer una foto de ambos. Os recordamos que cerca de allí, en la calle O’Donell, permanece el gran mural pintado por Margarita Merino para la celebración de la Fiesta de las Flores 2011, por encargo conjunto de la Asociación Amigos de Belalcázar y La Fragua. Por cierto, que la belleza del mural queda bastante afeada por una señal de tráfico (de sentido prohibido de circulación) que bien podría intentarse trasladar en el futuro a otro punto. Por supuesto, el sitio merecería que se prohibiera aparcar vehículos en los horarios en que puede ser contemplado -en ese sitio suele haber espacio suficiente de aparcamiento en el entorno.


Fragmento del mural de Margarita Moreno, pintado en la calle O'Donell para la Fiesta de las Flores 2011. ©E. Laguna, 31.07.2011

Los habitantes de los tejados

Ejemplares secos de Sedum album sobresaliendo de un tejado. ©E. Laguna, Belalcázar, 05.07.2008

Nuestras plantas se empeñan en crecer en los sitios más difíciles, incluyendo aquellos en los que ni siquiera existe el suelo. Es el caso de las plantas que crecen entre las tejas, allá donde las subvenciones o los ahorros no permiten cambiar o limpiar el tejado de las casas. La nómina belalcazareña de plantas ‘tejadícolas’ la copan dos auténticos campeones de la colonización vegetal: la uva de gato y el embudillo. Ambas especies pertenecen a la familia de las crasuláceas (Crassulaceae), la misma de la que forman parte buena parte de las plantas crasas no espinosas cultivadas en nuestras macetas.


Plantas en floración de Sedum album var. murale ©E. Laguna, 26.04.2011, Belalcázar

La uva de gato o uva de pájaro (Sedum album) es un pequeño arbusto perenne, que se presenta en nuestros tejados, cornisas, canaleras y muros a través de la var. murale; sometida a mayor estrés fisiológico que muchos de sus congéneres de hábitats naturales, las plantas urbanas de esta variedad acaban comportándose a menudo como plantas anuales o bianuales. El nombre de ‘uva de gato’ o ‘uva de pájaro’ proviene de la costumbre de estos animales, que ocasionalmente consumen sus refrescantes hojas. Además, las ramas florales secas de la especie son recolectadas a menudo por palomas, tórtolas y otras especies para crear sus nidos, lo que probablemente ayuda a dispersar sus semillas.


Tallos de una planta ya fructificada de uva de gato ©E. Laguna, 24.07.2011

El embudillo, orejilla u oreja de fraile, es el nombre que reciben localmente las especies del género Umbilicus –nombre latino del ombligo, del que a su vez deriva el del embudo-, siendo la más habitual Umbilicus rupestris. En zonas rocosas en el medio natural, sobre todo en cuarcitas, crecen por nuestra tierra otras especires del género como U. heylandianus o U. gaditanus, pero los muros y tejados urbanos pedrocheños parecen albergar preferentemente la ya citada. El nombre popular de esta especie proviene del aspecto circular de las hojas, muy crasas y deprimidas en el centro, coincidiendo con el punto de inserción del rabillo o peciolo; en las otras especies citadas estas mismas hojas suelen tener un aspectgo más triangular o rómbico, y a menudo lobulado o recortado en el extremo. El embudillo emite en primavera lagos tallos florales verticales, aislados o raramente algo ramificados en la base, que portan docenas de flores tubulares colgantes, verdosas o algo rojizas.


Ejemplar de embudillo, creciendo entre las pizarras del camino de acceso al Castillo de los Sotomayor. ©E. Laguna, 03.04.2010

Muro belalcazareño tapizado de ejemplares de Umbilicus rupestris ©E. Laguna, 09.04.2009

Las falsas rosas de Jericó

Umbela fructificada de zanahoria silvestre (Daucus carota subsp. maximus), replegada sobre su plano superior. ©E. Laguna, 12.08.2011, Cabeza del Buey

Nos indican desde Pozoblanco que con motivo de algunas actividades que atraen a feriantes y otros puestos ambulantes, se vienen vendiendo como ‘Rosa de Jericó’ las umbelas fructificadas, ya secas, de las zanahorias silvestres, pertenecientes a la especie Daucus carota –usualmente en el Valle dominan los ejemplares silvestres de la subespecie maximus-. Se trata de una nueva falsificación de la verdadera especie que ostenta el nombre, la crucífera Anastatica hierochuntica*, propia de los desiertos de Asia Menor, la península arábiga y zonas cercanas del NE de África; A. hierochuntica es una planta de difícil propagación, por lo que la mayoría de especímenes comercializados como ‘Rosa de Jericó’ suelen corresponder ya a una especie que no tiene que ver nada con ella, el helecho Selaginella lepidophylla**, procedente del desierto de Chihuahua. En ambos casos, todo el cuerpo de la planta se reduce en los períodos secos a un amasijo esférico de pocos centímetros, formado por raíces, tallos o frondes según cada caso, que se abren adquiriendo un aspecto plano-estrellado tras hidratarse. Son plantas anhidrobióticas, es decir, capaces de sobrevivir sin agua en ambientes desérticos durante períodos muy prolongados, y su capacidad para ‘revivir’ tras la hidratación les ha conferido un halo de leyenda que ha viajado más allá de las culturas originarias de sus zonas nativas. Igualmente, esta capacidad les permite ser utilizadas en ocasiones como excelentes barómetros para medir cambios rápidos de la humedad ambiental.

*http://es.wikipedia.org/wiki/Rosa_de_Jeric%C3%B3 ; **http://es.wikipedia.org/wiki/Selaginella_lepidophylla


Aspecto de Selaginella lepidophylla, extraído de Wikipedia

Las umbelas fructificadas de las zanahorias silvestres tienen bien poco que ver con todo esto. No son organismos vivos autónomos ni realmente reviven tras la hidratación; son más bien partes muertes –excepto las semillas que contienen- que dejadas flotar sobre el agua se extienden, pero que en pocos días empiezan a enmohecer, alcanzando prontamente putrefacción. La única ventaja de su adquisición es que si los tiramos en algún rincón con tierra del huerto, el patio o la ‘cerquilla’, con suerte disfrutaremos al año siguiente o en un par de temporadas de las intensas floraciones de la zanahoria.


Plantas de zanahoria cultivada (Daucus carota subsp. sativa) en diversas etapas de floración y fructificación. ©E. Laguna, 22.07.2007, Belalcázar

2011/08/12

Boronía en La Fragua


Ayer se presentó en la residencia de artistas La Fragua de Belalcázar un número especial de la revista Boronía, ese punto de encuentro ineludible entre el flamenco y diferentes facetas de la creación cutural, que desde hace ya más de dos décadas se fragua –valga la redundancia- gracias al esfuerzo de Gabriel Nuñez Hervás. El número se dedica al maestro Enrique Morente, recientemente fallecido, aunque el homenaje a su imborrable contribución al flamenco estaba ya urdido con antelación. La obra reúne la contribución de 58 autores literarios y 13 fotógrafos, alternando sabiamente recuerdos, entrevistas e impresiones sobre el maestro del cante y la cultura flamencas. Constituye el volumen II de la serie Especial Flamenco del proyecto cultural Boronía, y contó para su presentación con un excelente ‘mano a mano’ entre Gabriel Núñez y nuestro fotógrafo más relevante, Juanjo Romero, uno de los artistas cuyas ilustraciones figuran en la obra; Juanjo relató entre otras anécdotas el desarrollo de la sesión de las que salieron las instantáneas de Morente para el libro. No os revelaremos mucho más, simplemente quedáis invitados a obtener el libro (los pedidos hay que encargarlos a gabriel@boronia.es).


Gabriel Núñez, durante la presentación del libro en La Fragua de Belalcázar ©E. Laguna, 11.08.2011

Para quienes quieran encontrar similitudes entre el proyecto cultural y este blog, os recordamos que ‘boronía’ es un nombre de lo más botánico –y no solo gastronómico o etnológico, como pensaréis-. Al-Boronia parece ser una derivación dialectal de Al-Badingana, la traducción de uno de los nombres árabes primitivos de la berenjena (Solanum melongena) en el norte de África, y que dieron lugar a buena parte de las palabras que ahora usamos en las lenguas que rodean el Mare Nostrum. El castellano ha sido caprichoso a la hora de conservar o desestimar el artículo árabe ‘Al-‘ (o ‘El-’ en los dialectos orientales), y tan pronto se ha conservado a pesar de desaparecer en el resto de lenguas latinas (p.ej., algodón, frente al ‘cotó’ catalán o el ‘coton’ francés) como los ha predido (empezando por supuesto por Al-Andalus). De la Al-Boronia de nuestros antepasados árabes hamos conservado la ‘boronía’ o ‘boronia’ para los guisos de berengenas, preferentamente cocidas.

Plato de boronía de berenjenas. ©E. Laguna, Belalcázar, 09.08.2008.

Las primitivas Al-Boronia y Al-Badingana se transmutaron progresivamente a nombres como ‘alborogina’ y ‘albaragina’ (panocho murciano), ‘albargina’ y ‘albergina’ (valenciano/catalán occidental), ‘albergínia’, 'albargínia', ‘aubergínia’, 'ubergínia', 'ubgregínia' y 'ubergènia' (catalán oriental y occitano), ‘aubergine’ (francés), etc… ; al final de la línea aparecen por supuesto los nombres de diversos dialectos locales del castellano (arbergena, aberengena, beningena, berenjena) o el portugués (beringela).


Mata de berenjena (Solanum melongena) en fructificación. ©E. Laguna, Belalcázar, 15.08.2010.

La berenjena pertenece a la familia de las solanáceas, de amplia solera tropical aunque con numerosos representantes nativos, a menudo sospechosos de haber viajado por todo el entorno mediterráneo acompañando a la actividad humana, como ocurre con beleños, estramonios, tomatillos del diablo, etc…; son escasas las especies de este grupo sobre las que no pàrecen existir dudas de su carácter autóctono –p.ej., la mandrágora íberoafricana Mandragora autumnalis, cuyos frutos reciben precisamente el nombre de ‘berenjenillas’, como ya hemos comentado alguna vez en el blog. Dentro de las solanáceas, la berenjena es la única verdura precolombina de nuestra tradición agraria y culinaria, ya que el resto de las plantas cultivadas de esta familia como tomates o pimientos, llegaron a partir del siglo XV y XVI, provinientes del continente americano.


'Berenjenilla' o fruto de la mandrágora u 'oreja de burro'. ©E. Laguna, Belalcázar, 03.04.2010

Tras el rastro de los ladrones de néctar

Preparando fotos para una futura publicación, tocaba encontrar material de una de las plantas que por Los Pedroches llamamos ‘conejitos’, en concreto la especie Silene colorata. Ha aparecido alguna bastante aceptable del terruño, pero de paso, revisando otras de más lejos –esta vez de Valencia-, han aparecido flores con ‘la marca del zorro’. No es que la llamemos así por la forma, sino por la evidencia (en este caso del robo). Normalmente, las flores que poseen corolas formando tubos muy largos, como ocurre con el género Silene, están adaptadas para que su interior sea recorrido por los polinizadores, atraídos por el aroma del néctar, cuyas bolsas o glándulas secretoras está situado en la parte media a inferior del mismo tubo; las abejas u otros insectos fecundadores, al pasar de flor a flor, portan en su tórax o o abdomen el polen que se les ha adherido en las flores visitadas anteriormente, y al intentar entrar en la nueva, lo primero que encuentran suelen ser los estigmas que coronan la parte femenina, que a menudo sobresalen de la propia boca de la flor. En algunos casos, como sabéis, hay mecanismos aún más sofisticados, como el sistema de balancín de las anteras de las flores de salvia.


Flores de conejitos (Silene colorata) en las que se aparecia una marca circular en el centro del cáliz, correspondiente al punto de succión practicado por abejorros ladrones de néctar. ©E. Laguna, Siete Aguas (Valencia), 21.05.2011

Al estudiar las razones de la desaparición de algunas especies de plantas amenazadas, los investigadores observaron, hace ya varias décadas, que algunas lo hacen por la falta de producción de semillas. Una de las razones es la visita de los ‘ladrones de néctar’, especies de abejas y abejorros muy especializados, que en vez de entrar en la flor (adhiriendo de paso el polen a sus cuerpos) la perforan lateralmente con su estilete bucal, haciendo un agujero justo a la altura en la que están los nectarios. Una vez robado el néctar, la flor deja de atraer a sus polinizadores más habituales, y a menudo muere sin haber producido ninguna futura semilla para la planta. No tenemos a mano en este momento foto de algún ladrón de polen en plena actividad (ya la encontraremos más adelante para ponerla en el blog, alguna hay perdida por el archivo del ‘blogger’), pero podeis ver una excelente instantánea en el enlace indicado más abajo, en el que el abejorro metálico (Xylocopa violacea) perfora por su base el tubo de una flor de chupamieles o salvia arbustiva de flor roja (Salvia microphylla, la misma que tradicionalmente ha estado plantada en el Paseo Corpus Barga de Belalcázar):

http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Bee_September_2007-15.jpg


©E. Laguna, Siete Aguas (Valencia), 21.05.2011

2011/08/07

La vida se renueva tras el fuego

Imagen del rodal de barbecho quemado, junto a la carretera de Belalcázar a Santa Eufemia. ©E. Laguna, 07.08.2011

Ayer mismo hubo un pequeño incendio de barbechos al pie del paraje de San Antón, y esta mañana el sitio bullía de vida, a pesar de que aún surgían de la tierra hilos de humo. Amén de la reincidencia de los 'chichas' (cernícalos) en vuelo, ávidos de insectos sobre los que cernirse, era casi imposible acercarse para hacer una fotografía, porque un ejército de millares de hormigas recogía granos y restos de animales víctimas del fuego (saltamontes, escarabajos, etc.). El calor del incendio favorece además la apertura temprana de los frutos de las plantas que colonizan los sembrados; fiel a esta costumbre, las zamárragas (especies del género Conyza) exhibían sus frutos plumosos (vilanos), prestos a ser arrastrados con el próximo golpe de viento.


Ejemplar de la especie Conyza bonariensis, con sus vilanos extendidos al pie del rodal quemado. ©E. Laguna, 07.08.2011

El esplendor de la adelfa


Ejemplares de adelfa en flor en el Arroyo Malagón, en las inmediaciones del castillo de los Sotomayor de Belalcázar. ©E. Laguna, 21.07.2007.

Con la primera mitad del verano, los arroyos se visten con los colores de muchas de sus plantas más representativas, que esperan a que baje al máximo el nivel de las aguas para florecer, fructificar y dispersar sus semillas. De entre todas ellas, la más llamativa por la dominancia de su color es probablemente la adelfa, omnipresente en las riberas belalcazareñas, y en ocasiones también en las fuentes, los taludes de carreteras y otros sitios donde el agua se acumula rezuma o se acumula temporalmente.


Flores de ejemplares silvestre (arriba) y cultivado (cv. pleniflora de flor blanca). ©E. Laguna 26.07.2006 y 25.06.2006.

La adelfa (Nerium oleander) pertenece a la familia de las Apocináceas, que las clasificaciones botánicas más recienten consideran como una subfamilia parte de una familia más amplia, las Asclepiadáceas, de origen tropical. El centro de origen de las Apocináceas es la región ecuatorial de África, desde donde las primeras especies fueron irradiando hacia el resto del continente africano, Asia y el sur de Europa desde hace millones de años. Solo algunos géneros, como Vinca y Nerium, consiguieron extenderse por Europa, y en el caso de esta última sus dominios se restringen a la banda centro-meridional del Mediterráneo.


Adelfa olorosa de flor doble (cv. pleniflora, flor rosa). ©E. Laguna 23.06.2007

Aparentemente nuestra adelfa es una especie genéticamente muy homogénea, de la que apenas si se han descrito variedades nativas, lo que hace pensar que su llegada al territorio mediterráneo puede ser relativamente reciente (quizá menos de 50.000 años). A cambio, la variabilidad genética de la adelfa se ha expresado particulamente en cultivo, de modo que a partir de las plantas elevadas de flores rosadas simples que orlan nuestros arroyos, se ha dado lugar a aun amplio espectro de colores florales (blanco, rosa, rojo, salmón) y foliares (hojas v erde oscuro intenso, verde claro, jaspeadas, variegadas –con bordes o partes blancas en la hoja, donde la clorofila está sustituida por almidón-) y tamaños de las matas (enanas, altas, e incluso arborescentes). Además de las variedades de flor simple se encuentran las plenifloras o de flor doble, donde los numerosos estambres se han convertido en pétalos; de hecho la forma ornamental más habitual de la adelfa es la cultivariedad ‘rosea pleniflora’, que además tiene especialmente desarrollados los nectarios, emitiendo un perfume del que carecen las variedades silvestres.

Seto con diversas variedades ornamentales de adelfa, fotografiado en Valencia. ©E. Laguna, 24.06.2007

A pesar de su mala fama, derivada a su vez de su toxicidad, la adelfa es un componente esencial de nuestros arroyos, llegando a formar bosquetes en galería que sostienen mucha de la vida animal de estos ecosistemas, al tiempo que sus múltiples y flexibles tallos amortiguan el arrastre de la restos vegetales, piedras y otros sólidos acarreados por las avenidas fluviales.

Ejemplar de adelfa, creciendo entre las pizarras que vadean el puente Pellejero por su orilla belalcazareña. ©E. Laguna, 01.08.2008

2011/08/05

Nueva población pedrocheña de helecho real


Hábitat de la población localizada de Osmunda regalis, cubierto parcialmente por ejemplares de esta especie. ©P. López Nieves, 02.08.2011

El helecho real (Osmunda regalis) es una de las especies de pteridófitos más raras de Andalucía, y está considerada como la única europea de ‘helecho arborescente’ -aunque sus tallas sean siempre más reducidas que las de las especies tropicales que tienen el mismo apelativo; a entender de algunos especialistas se trata de un relicto de la flora del Terciario. En la península Ibérica se distribuye sobre todo en arroyos y otros enclaves húmedos y sombríos de la mitad occidental.


Aspecto de la parte terminal de frondes de ejemplares adultos Osmunda regalis, con la porción fértil que contiene los soros. ©P. López Nieves, 02.08.2011

Hasta hace poco conocíamos una población de esta especie en Los Pedroches, en la Sierra de Santa Eufemia. Recientemente, el biólogo de Pozoblanco Pedro López Nieves nos ha comunicado el hallazgo de una nueva población, en la cuenca del río Guadalbarbo. Os adjuntamos algunas de las imágenes que nos hace llegar. Los ejemplares poseen frondes de pinas enteras o ligeramente serruladas, propias de la var. regalis. La especie posee además diversas referencias en otras zonas de sierra Morena y de la vecina sierra Madrona.


Ejemplares juveniles de la especie, creciendo sobre las rocas permanentemente húmedas. ©P. López Nieves, 02.08.2011

2011/08/04

¿Se mueren los eucaliptos?

Eucaliptos secos de la especie Eucalyptus camaldulensis, en la carretera de Santa Eufemia ©E. Laguna, 30.07.2011

La línea de eucaliptos que recibe al viajero al acercarse a Belalcázar por la margen derecha de la carretera de Santa Eufemia presenta este año una imagen inesperada, con muchos de sus ejemplares monumentales secos. Habrá que ver en detalle las causas, pero salvo sorpresas es fácil que nuestros viejos eucaliptos empiecen a ser pasto de alguno de sus enemigos más feroces, diversas plagas que vienen arrasando parte de sus efectivos en el viejo continente. Desde que hace ya más de dos décadas empezaron a morir estos gigantes australianos atacados por las larvas de escarabajos del género Phoracantha, sus plantaciones han sido pasto de diferentes enemigos naturales, que parecen recordarle que sus plantaciones madereras están ‘fuera de tiesto’ usurpando el sitio a vegetaciones nativas más nobles. Algo diferente es el caso de muchos de los eucaliptos de Los Pedroches, plantados a lo largo del siglo XX junto a cortijos, casetas de peones camineros o entradas de los pueblos, donde han servido durante décadas como excelentes árboles ornamentales, alcanzando tallas casi gigantescas. Ahora, tras tantos ‘años de servicio’, parecen querer despedirse.

Taxidermia, el último libro de Francisco Antonio Carrasco

Los amantes de la cultura belalcazareña estamos de enhorabuena con la reciente presentación y distribución del último libro de nuestro paisano Francisco Antonio Carrasco, que tiene un título de lo más sugerente para este blog de aires naturalísticos, ‘Taxidermia’. Paco Carrasco, a quien muchos/as ya conocéis por su trabajo como profesional del periodismo en el diario ‘Córdoba’, nos deleita nuevamente con su género literario preferido, el relato corto, que domina con particular maestría. A lo largo de 21 cuentos breves, el autor nos adentra en situaciones y pensamientos que a menudo apartamos en pequeños rincones de nuestra imaginación, o a veces en el fondo de la memoria; son como pinceladas en las que se mezcla la fantasía con el realismo, reuniendo escenarios reales con otros mágicos, en muchos casos contados en primera persona pero sin que podamos discernir la sutil línea que separa lo verdadero de lo soñado. Sin merma de que uno de los relatos breves tenga el mismo título que el libro, todos ellos son pequeñas escenas donde el tiempo queda detenido, colgando de un pensamiento u obligando a una reflexión –a veces obligadamente más larga que el mismo relato-. ‘Taxidermia’ disecciona y diseca a la vez pequeños fragmentos de la vida, así que merece saborearse en una lectura reposada.

El libro está profusamente ilustrado por nuestro pintor más internacional, Damián Flores Llanos; intercalada entre el texto, la obra de Damián nos adentra en algunas de las técnicas más recientes en las que viene trabajando, y a las que los entusiastas de sus trabajos nos hemos ido acostumbrando en su página web (http://www.damianflores.com/) o en su dirección de Facebook.

La obra está publicada en la serie ‘Relatacuentos’ de la editorial ‘El Páramo’. El precio no es excusa para que esta obra de maestros falte en casa; y si alguien no puede conseguirla fácilmente, ya sabéis que basta acercarse a la librería más cercana y solicitarlo por su número ISBN: 978-84-92904-23-5 Feliz lectura.

2011/06/05

Belalcázar Universal prepara el Día del Árbol 2011



Una de nuestras webs preferidas, Belalcázar Universal, va a celebrar el Día del Árbol con una exposición fotográfica sobre bosques, para la que se han venido recogiendo imágenes originales en internet. Conviene que estéis atentos/as para disfrutar de las fotos en cuanto se abra la exposición, en www.belalcazar.org

2011/05/13

Los 'buphthalmos' del botánico belalcazareño Tomás Murillo-Velarde

A pesar de que nuestro pueblo ha dado a la historia casi exclusivamente gentes de armas, letras o altares, existe algún caso ‘disidente’ de celebridades dedicadas a la ciencia, destacando entre ellos el de Tomás Murillo-Velarde y Jurado; nacido en Belalcázar hacia 1610, fue médico de Felipe IV y Carlos II, e impartió conocimientos de botánica y medicina como catedrático en la Universidad de Granada. Una de sus obras más célebres, conocido entre los estudiosos españoles como ‘Tratado de raras y peregrinas hierbas’ (título resumido, ya que el verdadero original es muy extenso), dedica parte de su contenido a explicar la diferencia entre lo que en aquella época se conocía como ‘abrótanos’ u ‘obrótanos’, y los ‘besphthalmos’ o ‘buphthalmos’. Los primeros incluyen a diversas especies aromáticas de géneros Artemisia y Santolina, mientras los segundos corresponden a lo que en la ciencia botánica previa al sistema de nombres científicos de Linneo -establecido a mediados del XVIII- se conocía como Buphthalmum. Linneo respetó dicho nombre, que es una latinización de otro similar griego; traducidos a la fonética castellana, diríamos que la palabra se divide en ‘bu’ (buey) y ‘oftalmos’ (ojo), de donde deriva el fitónimo tradicionalmente dado por los farmacéuticos medievales, ‘ojo de buey’, que acabó siendo el nombre vulgar actual de este grupo de plantas. Los ‘ojos de buey’ agrupan a plantas hoy en día adscritas al género Asteriscus (por el aspecto estrellado de sus capítulos florales), aunque una de ellas, la más abundante (Asteriscus spinosus) suele incluirse en un género independiente, Pallenis (como Pallenis spinosa). Algunos botánicos adscribieron al mismo género plantas de inflorescencias parecidas, que hoy en día reconocemos como miembros de otros géneros, en particular Inula o Pulicaria.

Ejemplares de ojo de buey común, de apenas 2 a 3 cm de talla, cerca de la Cruz de Palo, en Belalcázar. © E. Laguna, 23.04.2011

En su ‘Tratado de raras y peregrinas hierbas’, Murillo-Velarde comentó especies de distribución relativamente amplia, que muy probablemente conocía ya desde su infancia en Belalcázar. Así, y aunque sus obras escritas se redactaron fundamentalmente en Madrid y Granada, ninguna de ambas tierras alberga a la mandrágora hembra (Mandragora autumnalis), planta que a cambio sí que existe en Belalcázar. No ocurre así con sus ‘ojos de buey’, ya que las especies españolas están ampliamente extendidas, y en particular las propias de tierras interiores, representadas por dos plantas presentes en Belalcázar y otros términos cercanos de los Pedroches, La Serena y el Valle de Alcudia. Se trata de Pallenis spinosa y Asteriscus aquaticus.

Imagen de la inflorescencia de Asteriscus aquaticus. © E. Laguna, Belalcázar, 24.04.2011

El ojo de buey menor o común (Asteriscus aquaticus) no es muy frecuente aunque aparece a veces algo abundante en rodales por Belalcázar. A pesar de su nombre no es en absoluto una planta palustre o colonizadora de arroyos, sino que suele crecer en pastizales de baja talla y claros del matorral. Aunque en otras zonas puede alcanzar tallas más notables, ramificándose y superando los 30 cm, en Belalcázar suele crecer como una planta diminuta que pasaría desapercibida si no fuera por su llamativa floración.

Aspecto general del ojo de buey espinoso (Pallenis spinosa). © E. Laguna, 06.2008

La otra especie, el ojo de buey espinoso (Pallenis spinosa) es aparentemente más frecuente, y parece estar incluso en expansión en bordes de carreteras y caminos, colonizando a menudo suelos duros o compactados donde otras plantas tienen dificultad para crecer. Su aspecto difiere del ya indicado para A. aquaticus salvo en el capítulo floral. Pallenis spinosa suele ser planta más elevadas, de ramas casi verticales, con una roseta densa de hojas en la base y otras más alargadas a lo largo del tallo, sobre todo en los sitios donde se ramifica; las hojuelas externas que rodean al capítulo floral acaban en fuertes espinas, que confieren el nombre científico a la planta. Las flores de P. spinosa pueden variar del amarillo fuerte o algo anaranjado al pálido o blanco-amarillento, mientras en Asteriscus aquaticus son normalmente de color amarillo intenso. En Belalcázar Pallenis spinosa crece más frecuentemente en suelos pizarrosos, por la zona occidental (p.ej. por los Malagones, en las cunetas de la carretera que va hacia la Estación de Belalcázar), mientras A. aquaticus parece preferir sustratos derivados de calizas, o bien terrenos ricos en arcillas pero dentro del sector granítico centro-oriental del término municipal. Estas preferencias no son necesariamente exportables a otros municipios, ya que ambas especies pueden colonizar hábitats coincidentes.

Capítulo floral de Pallenis spinosa. © E. Laguna, 05.2008

El cardillo azul en flor

Cardillo azul (Carduncellus cuatrecasii), fotografiado en las veredas cercanas al camino de La Mata de Belalcázar. © E. Laguna, 23.04.2011

Uno de los endemismos cordobeses más notables es el cardillo azul, Carduncellus cuatrecasii, perteneciente a la familia de las compuestas o asteráceas. Parece que su distribución mundial se centra especialmente en la serranía Subbética, tanto en Córdoba como en provincias colindantes, pero se conoce su presencia disyunta en los Pedroches y áreas cercanas del norte de la provincia.

A pesar de su nombre, esta planta no es objeto de consumo como los verdaderos cardillos (Scolymus hispanicus, también asterácea), y de hecho sus hojas, mucho más rígidas, recuerdan más bien a las del cardocuco o cardo de seta (Eryngium campestre, planta de la familia de las apiáceas o umbelíferas), aunque son más pelosas. El cardillo azul aparece en pastizales y matorrales abiertos no muy pastoreados, y florece hacia mayo o principios de junio, aunque las temperaturas benignas de esta primavera han favorecido que floreciera antes, ya desde mediados de abril.

Inflorescencia de Carduncellus cuatrecasii, rodeada de brácteas espinosas. © E. Laguna, Belalcázar, 24.04.2011

A diferencia de los cardillos, esta especie exhibe sus cabezuelas de flores casi a ras del suelo o al final de tallos muy cortos y algo tortuosos, y las brácteas espinosas que las rodean están cubiertas de vellosidad blancuzca. Por Los Pedroches existe otro representante del género, Carduncellus caeruleus, también de flores azules pero con tallos más rectos y elevados, y con brácteas florales espinosas poco divididas, que cubren solo la parte basal de la cabezuela floral; las hojas son además más enteras, aserradas pero poco espinosas. En C. cuatrecasii, la brácteas basales espinosas cubren toda la cabezuela, y como veis en la foto están inmediatamente rodeadas de las últimas hojas del tallo, estrechamente divididas y armadas con fuertes espinas al final de cada nervio.

Hohas del tallo de Carduncellus cuatrecasii. © E. Laguna, 24.04.2011

Esta planta fue dedicada a uno de los botánicos españoles más célebres, el Dr. José Cuatrecasas Arumí (1903-1996)*, que desarrolló gran parte de su carrera botánica en Estados Unidos -falleciendo de hecho en Washington-, siendo uno de los grandes descriptores de la flora tropical mundial. Entre sus primeros trabajos, desarrollados en España, destacaron sus estudios de algunas zonas de Andalucía, y en particular del macizo de Sierra Mágina (Jaén), en el que realizó su tesis doctoral.