2022/08/16

Incendios forestales en Belalcázar

Vista parcial del monte Malagón de Belalcázar con algunas de las áreas quemadas de estos últimos años 

A lo largo de los últimos años se vienen sucediendo varios incendios forestales en el monte Malagón y otras zonas de Belalcázar, en circunstancias que permiten sospechar fundadamente que pueden ser el resultado de actos intencionados. El último y más grave sucedió en la última semana de julio de 2022, en el que el fuego, con varios focos junto a carreteras y caminos, quemó 1.200 hectáreas. Conforme a los medios de comunicación, se trataría del incendio forestal de mayor dimensión de la provincia de Córdoba en los últimos 15 años.

Paralelamente se dieron otros fuegos, quemando terrenos agrícolas, incluso al lado del casco urbano de la población. También ha sido pasto de las llamas la exitosa repoblación con especies forestales autóctonas realizada hace cerca de dos décadas en Rebasco y Cantos Blancos, cuando los ejemplares allí plantados ya alcanzaban el porte arbóreo, especialmente muchas encinas.

 

Zona quemada en julio de 2022 junto al casco urbano de Belalcázar

En el caso del Malagón, se han detectado diversos fuegos en esa zona desde el año 2018, afectando a la masa de pinar de repoblación de pino piñonero (Pinus pinea), plantada en las décadas de 1970 y 1980. Estos pinares se caracterizan por su escasa regeneración, ya que se plantaron sobre afloramientos masivos de pizarras -las llamadas localmente “malagones”- con escasa profundidad de suelo, cuando la especie ya citada exige suelos arenosos profundos; en consecuencia, es previsible que la mayoría de la masa forestal desaparezca definitivamente. Allá donde lleguen a germinar pimpollos, sólo se regenerará la masa forestal si los próximos inviernos son generosos en lluvias y no se dan nuevos incendios, ya que la especie no es rebrotadora y suele necesitar en torno a dos décadas sin nuevos fuegos para producir piñas.  

 

Área quemada del monte Malagón en inicio de regeneración, en diciembre de 2021 

Lo que sí que se viene regenerando en las zonas ya quemadas es el estrato herbáceo y arbustivo, donde en una primera fase destaca la abundancia de plantas bulbosas, que resisten el incendio gracias a sus órganos subterráneos de reserva. De estas especies ya hicimos diversas entradas en diciembre de 2018, aprovechando justamente su abundancia en las zonas quemadas del monte Malagón ese año. Entre otros, es particularmente abundante el junquillo o narciso de otoño (Narcissus serotinus). Desgraciadamente, el fuego repetitivo tiende a reducir la diversidad de los nuevos pastizales, y los matorrales pueden enriquecerse en especies pirófitas.

 

Zona quemada en el verano de 2018 en el monte Malagón, iniciando su regeneración en noviembre de ese mismo año. El estrato herbáceo poseía en ese momento una importante densidad de junquillos blancos de de otoño (Narcissus serotinus).  Ver ficha de la especie en este blog en: http://zorruno.blogspot.com/2018/12/bulbosas-otonales-3-el-junquillo-de.html

Las zonas quemadas también destacan por la abundancia de algunas setas ligadas al carbón vegetal y las cenizas que quedan tras el paso del fuego. Entre otras, en Belalcázar abundan formas del género Pholiota, que parecen corresponder a Pholiota highlandensis (= Ph. carbonaria). Aunque no se suele considerar tóxica por la mayoría de expertos, se tiene por seta sin  interés culinario.  Podéis encontrar información sobre esta especie en páginas especializadas como la de la Sociedad Micológica Extremeña https://micoex.org/2016/09/17/pholiota-highlandensis/  

Seta localizada en las áreas quemadas del monte Malagón que parece corresponder a la especie Pholiota highlandensis, especie que solo suele localizarse en carboneras y zonas incendiadas, durante los primeros años de regeneración tras el paso del fuego