Biarum arundanum en flor. © Emilio Laguna. Junio 2008.
En estos días en torno al solsticio florecen las últimas flores primaverales, a la vez que se aventuran las primeras del verano. Las últimas y repetidas lluvias han hecho que muchas especies alarguen su floración, e incluso que otras que indiferentemente pueden florecer en primavera y otoño se atrevan a hacerlo este año en mayo y junio; entre ellas está la rara 'lengua de sierpe', 'lengua de serpiente', 'cinta de tierra' o 'lengua del diablo' una cala autóctona correspondiente a la especie botánica Biarum arundanum. En Belalcázar aparece preferentemente en los suelos calizos de las 'caleras', especialmente en enclaves umbrosos abancalados, o en los rasos despejados cercanos a arroyos y ríos, donde encuentra adecuada humedad. Los Biarum son plantas bulbosas, dotadas de un tubérculo aplastado, con la particularidad de emitir las raíces en la parte superior -en vez de hacerlo en la superficie inferior, como ocurre con el resto de plantas bulbosas-. Emiten sus hojas entre el otoño y el principio de la primavera, coincidiendo raramente tales partes de la planta con la presencia de las inflorescencias. Esas últimas se componen de una 'espádice' o 'espata' -pedúnculo alargado de color claro, que llega a superar los 20 cm, y que contiene en su base diminutas flores masculinas y femeninas, formando sendos anillos que suelen quedar bajo el nivel del suelo-, rodeada de una lámina alargada, en forma de lengua, de color marrón oscuro vinoso a violáceo, que es lo que da el falso aspecto de una flor. Estas plantas son parientes tanto de las calas blancas cultivadas (Zantedeschia aethiopica) como de las silvestres (Arum italicum) que crecen en los arroyos belalcazareños.