2009/08/28

Palmeras en peligro


Ejemplar adulto de picudo rojo (Rhynchophorus ferrugineus) de unos 5 cm de talla, capturado en Valencia. ©E. Laguna, 03.05.2009

Aunque las palmeras belalcazareñas no muestran aún síntomas de problemas fitosanitarios, conviene estar alerta en los próximos meses, sobre todo cara a la primavera de 2010 y años sucesivos, ya que antes o después recibirán la visita de una plaga implacable. El escarabajo Rhynchophorus ferrugineus -conocido como ‘picudo rojo’-, cuya entrada en España se detectó hace pocos años, está causando estragos en las palmeras de hojas pinnadas -con los foliolos dispuestos en forma de peine, como ocurre con las diferentes especies de datileras-, habéndose extendido a bastante velocidad en la zona litoral mediterránea y entrando por los valles de los grandes ríos. Se calcula que en muy pocos años sus adultos habrán alcanzado todos los rincones de España donde se cultivan este tipo de árboles, entre los que muestra especial prioridad por la palmera canaria (Phoenix canariensis), que es la que domina la Plaza de la Constitución -para los zorrunos simplemente ‘la plaza’-, donde se ubican el Ayuntamiento y la Iglesia de Santiago el Mayor de Belalcázar; dentro de esta especie de palmera, atacan en una primera fase preferentemente a los pies masculinos, en los que pueden causar la muerte de los árboles en apenas 1 o 2 años. Progresivamente el porte de las plantas decae, el manojo central de nuevas hojas -ya sea primaveral u otoñal- no aparece -o éstas se presentan muy empequeñecidas-, y en pocos meses toda la parte verde de la planta se seca, muerta sobre el tronco columnar de la palmera, y sin posibilidad de reverdecer el árbol.

Base de hojas cortadas de palmera canaria (Phoenix canariensis) en una fase inicial de ataque del picudo rojo, en la que se observan las heridas (en forma de agujero) de las zonas de acceso de los ejemplares, cuando las larvas abandonan el tronco para formar las pupas. ©E. Laguna, Valencia, 25.04.2009

En Belalcázar, como en el resto de Los Pedroches, la principal especie sensible es la citada datilera canaria, seguida de la común (Phoenix dactylifera). El picudo no parece sentirse atraido por otras especies ornamentales de palmeras (Washingtonia, Trachycarpos, etc.), aunque no puede descartarse que recurra a intentar atacarlas en caso de ausencia de otros huéspedes. El picudo rojo es un escarabajo de gran tamaño cuya larva, de unos 5 cm, horada el tronco de la palmera por su zona superior buscando tejidos blandos, que encuentra sobre todo en la médula central y en el único ápice de crecimiento del árbol, que destruye en su totalidad matando a la planta. Consume también el nervio central en la base de la hoja, lo que a veces permite una detección temprana de la plaga durante las podas que se hacen a los árboles, al encontrarse las heridas que provocan las larvas al salir del interior del tronco para formar las pupas o crisálidas. La lucha contra la plaga, dada su fuerte agresividad, sólo puede hacerse hasta el momento por métodos químicos. Los expertos recomiendan podar regularmente las hojas de la parte media y baja del capitel que corona el tronco de la palmera, ya que al hacerlo pueden detectarse las galerías características que dejan las larvas del picudo. Desgraciadamente estas podas restan valor estético a las palmeras, al privarlas de las hojas inferiores, a menudo más grandes y esbeltas, de porte más arqueado; sin embargo, esta actuación preventiva resulta recomendable, cuando no necesaria.
Podéis encontrar más información, entre otras, en las siguientes páginas web:

Ejemplares de palmera canaria (Phoenix canariensis) en la Plaza de la Constitución, flanqueando el acceso al Ayuntamiento de Belalcázar. ©E. Laguna, 09.08.2009