Hace unas semanas nuestro fiel colaborador Luis Fernández Torrero nos hizo llegar las fotos que aquí veis de los restos de una encina multicentenaria ya muerta hace años en nuestro pueblo, cuyo tronco iba a ser quemado en nuestras tradicionales 'candelarias' o luminarias', pero que a la vista de su monumentalidad fue indultado desde el Ayuntamiento, alertado entre otros por la asociación Amigos de Belalcázar. Como podréis ver las dimensiones son realmente portentosas, sobre todo en lo relativo a la cuerda (perímetro en torno a la altura del pecho), que supera los 3,8 m
Las encinas de Belalcázar e Hinojosa incluyen algunos de los ejemplares monumentales más longevos de toda Andalucía, y por extensión de toda España. Destacan especialmente la de la finca de 'Los Lotes' de Hinojosa, que con una cuerda de 5,9 m. y edad estimada de 700 a 800 años es la más anciana de toda Córdoba; le sigue el mayor de los chaparros de la Dehesa de las Alcantarillas de Belalcázar, de 5,1 m. de cuerda, con 600 a 700 años de edad. Como veis, la salvada ahora del fuego no se queda manca, con casi 4 m de cuerda podemos estimarle sin mucho riesgo en torno a 400 años; en función de unas u otras opiniones recogidas ha pesado entre 4 y 5 toneladas. Intentar conservar su tronco va a ser un reto, y si se quiere hacer debería ser a cubierto, alejándola del efecto de la intemperie y de los insectos xilófagos.
Si se quiere preservar lo que queda de esta encina multicentenaria, convendrá que el Ayuntamiento contacte con expertos en árboles monumentales -hay un buen equipo en la Junta de Andalucía y en la Universidad de Córdoba-, quienes siempre pueden dar orientaciones útiles. Es probable que haya que reunir el apoyo y consejos de especialistas forestales y de las tecnología de la madera. Probablemente lo más complejo será cortar su base, salvo que se quiera colocar sobre una peana 'ad hoc', construida sobre el molde de sus actuales restos, adecuadamente desinfectados y tratados para evitar la pudrición. Además de la desinsectación y otros tratamientos de conservación, la siguiente fase pasará por decidir si se desea mantener el tronco completo o desprenderlo de su corteza, lo que quizá le reste belleza, pero a cambio puede permitir un tratamiento posterior más sencillo, que permite además el pulido y el acceso a huecos por donde pueden penetrar con más facilidad futuras plagas o enfermedades. Curiosamente, algunos de los mejores conocedores de las técnicas de conservación de este tipo de fustes son los escultores que trabajan sobre madera. En todo caso, seguro que desde los despachos municipales ya se anda dándole vueltas a alguna posible ubicación.