2013/09/10

Algunas de nuestras siemprevivas




A menudo se denominan ’siemprevivas’ a las plantas que no se marchitan cuando se arrancan -aunque este nombre también se aplica a muchas plantas crasas de roseta, donde lo que sobrevive al arrancarlas es todo el ejemplar-. El secreto de las siemprevivas de flor es tener los pétalos, brácteas u otras estructuras externas de las flores o sus agrupaciones –cabezuelas, espigas, etc.- formadas por piezas ‘papiráceas’, es decir, de textura de papel, de modo que desde un primer momento apenas si tienen agua y popr tanto no se arrugan ni cambian su textura al secarse.

 
Cardo lebrel (Carlina hispanica) en la Estación de Belalcázar, El Viso de los Pedroches. 08.2013.


Existen diversos géneros de plantas de la familia de las Compuestas o Asteráceas a las que se denomina siemprevivas, y sus cabezuelas florales o ‘capítulos’, cortados y conbvenientemente secados, pueden mantenerse con el mismo aspecto durante años, formando parte de composiciones florales, ramos, etc.. De ellas quizá las más abundates en Belalcázar son las del género Carlina, que incluyen dos especies de floración veraniega.


 
Cardillo de la uva (Carlina racemosa) en el cerro de La Perla, Belalcázar. 08.2013.


Una es el cardo lebrel (Carlina hispanica, antiguamente denominada C. corymbosa), que recibe ese nombre porque las matas ya ‘pasadas’, después de la floración y con sus hojas ya secas, tienen una forma y un color grisáceo que recuerda al de las liebres. La otra es el cardillo de la uva (Carlina racemosa), de la que se desconoce exactamente el origen del nombre popular, a pesar de que se repite por gran parte de Andalucía, Extremadura y La Mancha.



Carlina lanata, ejemplar fotografiado en Sagunto (Valencia), 07.2013.
Además de estas especies, en las zonas de baja montaña de la España mediterránea existe otra no citada en Los Pedroches, más propia del entorno de lagunas temporales y humedales, Carlina lanata, que a diferencia de las anteriores tiene la parte papirácea de los capítulos de color rosa intenso en vez de amarillo, y que llega a conservarse tras la corta aún mejor que sus congéneres ya citados.