Olmos enfermos de grafiosis, en el arroyo de Consolación de Belalcázar © E. Laguna 2007
La grafiosis, enfermedad producida por el hongo Ceratocystis ulmii que obstruye los vasos conductores de más de 1 o 2 años de edad en la mayoría de especies de olmos (género Ulmus), produciendo la muerte de las partes leñosas aéreas de estos árboles, avanza implacable desde hace tiempo por los ríos y arroyos del Valle de los Pedroches. En los últimos años, la mayoría de pequeñas olmedas belalcazareñas, y en particular las situadas en arroyos sometidos a procesos más severos de estiaje, se han secado irremediablemente, como puede verse en las imágenes, tomadas en el que discurre cerca de la Ermita de Ntra. Sra. de Consolación; otro tanto puede verse en otras olmedas del Valle, como las de la vertiente de La Fontanilla (Hinojosa del Duque). El olmo común (Ulmus minor), otrora árbol imponente, queda así convertido en un arbusto, obligado a rebrotar permanentemente cada año al pie de los viejos troncos muertos, ya que los nuevos tallos están condenados a secarse al año siguiente, o a lo sumo en el plazo de 2 o 3 temporadas. Aunque en los bordes de carreteras se observa el desarrollo de ejemplares aislados de nuevos olmos, éstos corresponden sobre todo al Olmo de Siberia (Ulmus pumila), una especie exótica invasora resistente a la grafiosis y más permisiva con la desecación del suelo. Nuestro olmo autóctono tiene la hoja más redondeada, aserrada con dientes dobles, y de base desigual (los dos lóbulos de la base del limbo no se unen al peciolo a la misma altura), mientras que en el olmo siberiano las hojas son mucho más alargadas, con dientes simples y con la base más simétrica.