Matorrales dominados por la abulaga y el cantueso, floreciendo estos días de abril por Belalcázar.
Dentro de las familias de plantas de los montes belalcazareños, se reparten por igual especies colonizadoras de suelos profundos o someros. Las mejores indicadoras de los suelos profundos son las leguminosas, de las que son buenos representantes las hiniestas (género Cytisus) y las retamas (género Retama). No obstante, algunas como las abulagas (Genista hirsuta) aparecen con frecuencia en los malagones o afloramientos masivos de pizarras, donde resulta evidente la escasez de suelo superficial; en tales ambientes de suelos someros, la estrategia de la abulaga es producir una cantidad ingente de semillas, de modo que tras su germinación sólo prosperarán las plantas que encuentren una veta terrosa suficientemente profunda entre las lajas de la pizarra, la cuarcita u otras rocas duras que dominan el paisaje. En esas circunstancias emiten raíces que pueden llegar a medir varios metros de profundidad, rompiendo la roca bajo el suelo.
Imágenes de abulaga (Genista hirsuta subsp. hirsuta). Belalcázar, 02/04/2015
El extremo inverso a las leguminosas lo ocupan dos de las familias
botánicas más características del paisaje local, como son las Cistáceas y las
Labiadas. A la primera pertenecenh las jaras y jaguarzos, que o bien se sitúan
directamente sobre esos mismos suelos someros –a veces poco pedregosos en
superficie pero de poca profundidad efectiva-, o bien, cuando crecen en los más
profundos, ocupan una primera etapa del matorral de la que pueden ser desplazados
con relativa facilidad a lo largo del tiempo por otras de fases más avanzadas,
y en especial por las Quercíneas como encinas, alcornoques, coscojas, etc.
Cantueso de la especie Lavandula sampaiana. Belalcázar, 02/04/2015