2016/08/22

Olmos belalcazareños resistentes a la grafiosis

 
Ejemplares de olmo común o nativo (Ulmus minor) afectados por grafiosis, fotografiados en 2007 por el arroyo de Consolación (Belalcázar).

En varias ocasiones hemos tratado en el blog el tema de la enfermedad de la grafiosis, que afecta a los olmos autóctonos, de la especie Ulmus minor. La grafiosis se produce por un hongo que tabica los vasos conductores de las partes aéreas -troncos y ramas- de 2 o más años, de modo que no mata a la planta, pero la transforma en un arbusto o arbolillo que rebrota continuamente, al tiempo que se van muriendo sus ramillas más altas cuando cumplen los 2 años de edad, raramente 3 o más.

Rama de olmo común (U. minor), con hojas de contorno redondeado.

Quienes acostumbren a pasear por los diversos parajes de Belalcázar y otros pueblos próximos habrán notado sin embargo que algunos olmos conservan sus hojas y porte arbóreo. En la mayoría de casos ocurre porque esas plantas no corresponden al olmo autóctono Ulmus minor sino al olmo de Siberia (Ulmus pumila) o a su híbrido con el autóctono (Ulmus minor x pumila), que se caracteriza por tener las hojas alargadas y a menudo más pequeñas.

Hojas de ejemplares belalcazareños de olmo de Siberia (Ulmus pumila), a la izquierda, y de olmo híbrido (Ulmus minor x pumila), a la derecha.


Hojas jóvenes de Ulmus pumila, a la derecha, con los lóbulos simétricos en la base -las dos mitades del limbo o lámina de la hoja son similares-, y del híbrido Ulmus minor x pumila, a la izquierda, con lóbulos asimétricos -una mitad de la hoja es mayor que la otra. 

Estas dos plantas alóctonas son resistentes a la grafiosis, y la híbrida, además de por plantaciones específicas, ha aparecido a menudo de modo espontáneo allá donde convergían sus especies parentales. Se implantaron con frecuencia en bordes de carreteras en la segunda mitad del siglo anterior, dada su rusticidad, y posteriormente se ha extendido su uso como plantas ornamentales a fin de suplir la pérdida de centenares de miles de olmos nativos afectados por la enfermedad fúngica.

Ramas de olmo de Siberia, que a menudo muestran porte algo péndulo en las plantas adultas.

Ejemplar asilvestrado juvenil de olmo de Siberia en Belalcázar.

Sin embargo, en ocasiones se observan ejemplares arbóreos aislados de olmos que por su aspecto corresponden más a los nativos, con la hoja más redondeada, ásperas al tacto y con los lóbulos de la base asimétricos, y que parecen salvarse o resistir mejor el ataque de la grafiosis. Los ejemplares que sobreviven a la enfermedad tienen algunos caracteres especiales, ya que corresponden a descendientes de una variedad cultivada desde la época Romana, que se distribuyó por Europa para servir de tutor para las vides -que entonces no se cultivaban como ahora, sino a menudo emparradas sobre árboles de fustes rectos y altos-; a lo largo de los siglos posteriores, estas formas de olmo nativo se han hibridado con los propios del terreno, que tenían las hojas menores.

Hojas jóvenes (arriba) y adultas (abajo) de Ulmus minor var. 'Atinia' (=U. procera). Las hojas jóvenes pueden recordar a las de otra especie nativa ibérica, Ulmus laevis, pero son más ásperas, menores y menos asimétricas que las de aquella otra especie.


Esta variedad cultivada o cultivariedad -abreviado 'cv.'- es la cv. 'Atinia', y hasta época reciente se consideró como una especie diferente (Ulmus procera, el llamado 'Olmo inglés'). Dado que existen todas las formas transitorias, se prefiere denominar 'Atinia' tanto a las plantas del clon romano original como a sus híbridos con las silvestres ibéricas de U. minor. Las hojas de esta cultivariedad y sus descendientes son bastante grandes. Otro carácter que lo distingue es que los tallos jóvenes pueden presentar costillas gruesas de corcho, razón por la que en algunas zonas de España se denomina a la planta 'Olmo corchero'.

Ramas con costillas o alas suberosas -esto es, con corcho- de las formas juveniles de U. minor cv. 'Atinia'.

Podéis encontrar información detallada sobre el clon 'Atinia' en la Wikipedia, pero solo en la versión en inglés. En la versión en castellano, aún no actualizada, aún se la considera como especie independiente bajo el nombre Ulmus procera. Sorprendentemente las formas puras del clon introducidas en Gran Bretaña, donde no se hibridaron, son susceptibles al ataque de la grafiosis, y la enfermedad mató en pocos años más de 3 millones de árboles en aquel país, incluyendo a muchos de los ejemplares monumentales más notables, que superaban los 40 m de altura. A cambio, bajo las condiciones climáticas de la Península Ibérica el mismo clon es aparentemente más resistente, y probablemente las formas rehibridadas con olmos nativos ibericos podrían tienen aún más capacidad para soportar el embate de la enfermedad.

Como ejemplo de este tipo de olmo podéis encontrar un ejemplar en el arroyo Caganchas junto al puente que va desde El Pilar hasta el actual albergue municipal -antiguo matadero- y el castillo de los Sotomayor. Casualmente este árbol sirve de soporte para una mata de vid europea que ha crecido emparrándose sobre sus ramas, tal y como se hacía cuando el clon fue introducido por los romanos hace ya casi dos milenios.

Ejemplar de Ulmus minor cv. 'Atinia' citado en el texto, junto al puente del arroyo Caganchas de Belalcázar.


Para ampliar información sobre los olmos podéis consultar la página web 'Árboles ibéricos', elaborada por expertos de las universidades Autónoma y Politécnica de Madrid: 

Y para quienes tengáis interés por la recuperación de los bosques ibéricos de olmos, es recomendable la consulta a la página web del proyecto 'LIFE+ Olmos Vivos': http://www.olmosvivos.es/