2018/09/15

Plantas japonesas en nuestros patios y jardines

La mayoría de plantas ornamentales proceden de otros países, a veces de latitudes muy alejadas. Quizá uno de los ligares de donde no imaginaríamos que provienen algunas de nuestras plantas cultivadas es Japón. Sin  embargo, es la zona de origen de algunas de las especies más populares de nuestros patios y macetas.


Bonetero japonés o de jardín, Euonymus japonicus, Belalcázar, 08.2018. Arriba, detalle de flores y hojas. Abajo, ejemplar sometido a poda artística, en la Plaza de la Constitución. 


Entre las especies más populares, ampliamente cultivada además en los jardines belalcazareños, se encuentra el bonetero, cuyo nombre científico es Euonymus japonicus. Aunque esta especie tiene varios congéneres europeos, éstos últimos, menos rústicos, no son objeto de cultivo en nuestra zona. Esta planta raramente se asilvestra, y de hecho suele ser difícil verla fructificada, por lo que la dispersión de sus semillas -forman parte de frutos carnosos que pueden dispersar las aves- es muy inhabitual. La especie se cultiva por su follaje y por su facilidad de manejo en jardín, adaptándose bien a la poda de formas caprichosas o 'topiaris'. A cambio las flores suelen ser poco atractivas, y no es raro ver sobre ellas hormigas, que hacen de 


Lonicera japonica en el jardín de la plaza de Sebastián de Belalcázar. 08.2018.

Otra especie frecuente, sobre todo en setos y casas de campo, es la madreselva de jardín, Lonicera japonica. Se trata de una de las especies que recibe a menudo el nombre de 'chupamiel' o 'chupamieles', ya que cuando se arrancan sus flores, éstas suelen conservar en su base una pequeña gota de néctar; las flores están a su vez muy perfumadas, lo que aumenta su atractivo para su uso en jardinería. Como en el caso anterior hay diversas especies nativas del mismo género, pero no son objeto de cultivo. A diferencia del bonetero, sin embargo, la madreselva japonesa se asilvestra con relativa facilidad, sobre todo en cerca de ríos, acequias, etc. Tanto el bonetero como la madreselva producen frutos carnosos que pueden ser dispersados por la aves, pero que aparecen con más dificultad en el primero de los dos casos citados. 


Paragüina, Ligularia japonica. Ejemplar cultivado en Sagunto, Valencia. 02.2017

Otra especie cuyo nombre atestigua su origen japonés es Ligularia japonica (=Farfugium japonicum), conocida a menudo por Belalcázar como 'paragüina', y de la que hay diversas variedades. Para algunos botánicos se trata de una forma de otra especie del mismo género con mayor área de distribución en toda Asia oriental, Ligularia sibirica, pero la opinión más consolidada es la de considerar la planta japonesa como una especie independiente. 


 
Grupo de ejemplares de Ligularia japonica en flor en el Jardín Botánico de Valencia, 11.2014. A la derecha planta cultivada en Valencia, vista en mayor detalle, 11.2006. 

La forma más tradicional de la paragüina es la de hojas grandes y relativamente rígidas, muy recurvadas hacia el interior. En las últimas décadas, sin embargo, se ha extendido el cultivo en Belalcázar y pueblos cercanos de otras variedades, de hojas más blandas y manchadas en diferentes colores. La denominada 'variegata' tiene hojas con manchas blancas formando bandas o dispuestas en el borde, La 'aureomaculata' es una variedad cultivada con hojas que poseen manchas dispersas de color amarillento.


Ligularia japonica 'variegata'. Belalcázar, 04.2006.


Ligularia japonica 'aureomaculata'. Belalcázar, 04.2006.

Las paragüinas no se conocen asilvestradas en nuestra zona. De hecho no es frecuente verlas en flor, aunque tampoco es raro en los ejemplares adultos, que suelen hacerlo a finales del otoño y principios del invierno. Las flores recuerdan por su aspecto a las de la vara de Santiago (Senecio jacobaea) pero son más gruesas y formando grupos menos densos.