Ejemplar de mandrágora belalcazareña.
Las 'berenjenillas' son los frutos de nuestra 'oreja de burro' o mandrágora silvestre, Mandragora autumnalis. El apelativo 'autumnalis' hace mención a la época de floración más habitual de la planta, que se desarrolla sobre todo a partir de finales de octubre. Sin embargo es también frecuente verla en flor hacia febrero, cuando se vuelven a registrar temperaturas similares. El resultado es que la planta puede producir dos tandas de frutos, madurando los primeros más lentamente por culpa de las bajas temperaturas, y estando ya dispuestos para dispersar sus semillas hacia finales de febrero o principios de marzo. Los frutos de la floración invernal se solapan con las anteriores, extendiendo así la época de fructificación hasta el mes de abril en muchos casos.
Mata de mandrágora mostrando sus frutos o 'berenjenillas', que a veces quedan ocultos entre las hojas.
El nombre 'berenjenilla' hace alusión a la forma del fruto carnoso de la oreja de burro, que tiene forma de berenjena aunque con un color naranja intenso y un fuerte olor afrutado en la madurez. A diferencia del resto de la planta, la pulpa del fruto no parece contener alcaloides o lo hace en una concentración muy pequeña. En su interior guarda un número discreto de semillas, en torno a 20, de cubierta dura y muy parecidas a las de los tomates o las genuinas berenjenas. Los frutos pueden atraer a aves o pequeños mamíferos que los consumen, haciendo pasar las semillas por su tubo digestivo, lo que probablemente incrementa su capacidad germinativa.
Fruto de mandrágora junto a un grupo de semillas, resultantes de la acción de las babosas.
No obstante, no es raro que este ciclo ideal de dispersión de las semillas se trunque por culpa de las babosas, los principales `predadores' de la planta, que consumen ávidamente tanto las hojas como la pulpa de los frutos; el resultado son a menudo pequeños grupos de semillas limpios y dispuestos junto a la propia mata, como el que podéis ver en una de las fotos aquí aportadas.