2016/04/22

Vinagrillas y acederas


Potaje de garbanzos y espinacas, una de las comidas más habituales en Belalcázar, particularmente hacia la Cuaresma y Semana Santa.

Con el tiempo, buena parte de las verduras que consumían nuestros antepasados han dejado de formar parte de nuestra dieta, incluyendo entre otras a romanzas, cerrajas, acederas, etc.; a lo sumo nos ha quedado de aquellas verduras alguna tradición como la del consumo de los cardillos (Scolymus hispanicus). Algunos de nuestros platos más populares en la Cuaresma belalcazareña, como los garbanzos con espinacas, se aderezaban en otros tiempos con diversas hierbas silvestres como las citadas.

Cardillos (Scolymus hispanicus), ya 'pelados', listos para ser cocidos y cocinados.

La gente mayor aún recuerda el sabor de muchas de ellas, y su diversidad en los platos aumentaba sobre todo al principio de la primavera, cuando las temperaturas benignas permitían brotar a todas estas plantas de las que siempre eran más aprovechables los tallos tiernos y las hojas primerizas.


Mata y hojas de acedera o vinagrilla (Rumex scutatus), especie de sabor ácido de la que ase añadían a menudo las hojas a guisos y ensaladas, siempre en pequeñas cantidades.

La razón del abandono de la recolección de estas verduras silvestres tiene poca explicación, salvo la del abandono del contacto con el campo al que se ha visto abocada parte de nuestra sociedad, al tiempo que se facilitaba la obtención en el mercado de hojas, tubérculos y frutos de las especies cultivadas con costes muy inferiores -aunque por supuesto menos ecológicos en la mayoría de casos. Curiosamente, las tendencias más modernas en la gastronomía tienden a recuperar algunas de estas especies e incluso animan a cultivarlas, como forma para reducir la potencia de sus sabores gracias al riego frecuente o la menor insolación de las plantas.