Ya sabéis que muchas de
nuestras aves son migratorias, y ello incluye a dos de las especies
belalcazareñas más conocidas y apreciadas: la cigüeña blanca
(Ciconia ciconia) y la golondrina común (Hirundo rustica). La más tempranera a la hora
de abandonar el pueblo es la cigüeña, que suele hacerlo a lo largo
del mes de julio. En los años lluviosos, cuando llegado el verano
aún abundan las charcas y el agua en los arroyos, no es raro que
parte de las cigüeñas adultas se queden y eviten hacer el viaje de
miles de kilómetros que las lleva hasta el tercio central del
continente africano, donde se concentran los lugares de acogida de
esta especie. También suelen quedarse en el entorno de las ciudades
y otras áreas donde encuentran abundante comida en los vertederos de
resíduos sólidos urbanos. Las cigüeñas que migran suelen volver
hacia el mes de enero, salvo en los inviernos más crudos, en los que
pueden retrasar algo su regreso.
Cigüeñas sobre la torres de la Iglesia de Santiago de Belalcázar, hace pocas semanas, poco antes de iniciar su migración estival. 30.06.2017.
Las golondrinas suelen ser
más tardías, y aunque empiezan a migrar en julio o el inicio de
agosto, en ocasiones prolongan su partida hasta entrado el mes de
septiembre. Lo mismo ocurre con su regreso, que suele darse ya hacia
el mes de abril.
Golondrina fotografiada a finales de junio en Belalcázar. 30.06.2017.
Si estáis interesados/as en
la migración de las aves, la Sociedad Española de Ornitología
(SEO/Birdlife) desarrolla desde
hace años el programa MIGRA (https://www.seo.org/tag/programa-migra/),
para el que cientos de voluntarios aportan datos sobre los momentos y
rutas que usan las aves migratorias españolas. Tenéis además un
enlace más directo en: http://www.migraciondeaves.org/