Lechugas (Lactuca sativa) cultivadas en Belalcázar, en fase de desarrollo de las hojas (izquierda, 12.04.2009) y fructificación para producción de semilla (derecha, 17.08.2016)
Las lechugas usadas por los
romanos no se apreciaban tanto por su sabor o para comerlas como
verdura, sino por las propiedades del látex o 'leche' que desprenden
los tallos y hojas sobre la propia mata al romperlos. Parece que los
patricios podían pagar grandes sumas de dinero por obtener tan
preciado líquido, muy amargo y de propiedades purgantes. De hecho el
nombre del género botánico, Lactuca, hace referencia precisamente
al látex de aspecto lechoso.
Inflorescencia de lechuga cultivada, portando cabezuelas con flores y con frutos. Belalcázar, 17.08.2016.
Con el paso de los siglos
las lechugas fueron haciéndose cada vez más tiernas, menos amargas
y con numerosas variedades (lisa, romana, rizada, hoja de roble,
etc.). En la actualidad se cultivan a nivel mundial más de 100
variedades, consumidas fundamentalmente como verdura fresca en
ensalada.
Cultivo de variedades de lechuga en Ribarroja (Valencia). 03.04.2009.
Entre los parientes próximos
de la lechuga que a veces se han propuesto como posibles antepasados
está la lechuga silvestre de la especie Lactuca serriola. El
nombre de esta especie hace referencia al borde aserrado de sus hojas,
que pueden ser muy variables, desde enteras a profundamente divididas
en lóbulos, que a veces llegan al nervio central.
Aspecto de plantas belalcazareñas de lechuga silvestre (Lactuca serriola). 15.08.2015 y 11.08.2006.
Las flores de la lechuga
silvestre son muy similares a las de la cultivada aunque se disponen
de modo más laxo. En una inflorescencia muy abierta que a menudo
tiene ramas horizontales. Lo que sí resulta muy diferente son las
hojas, que en este caso son muy duras, y con abundantes espinas
cartilaginosas tanto en el borde como en en el nervio por el envés o
parte trasera de la hoja. De hecho estas hojas sólo son comestibles
en edad muy temprana, y aun así resultan muy amargas, consumiéndose
preferentemente cocidas y tirando el agua de cocción.
Cabezuela floral (izquierda, Belalcázar 08.08.2008) y fructificación (derecha, Valencia 08.07.2006) de la lechuga silvestre (Lactuca serriola).
Un carácter muy llamativo
de la Lactuca serriola es la disposición de las hojas, Si os fijáis
en estas plantas cuando las veáis en el campo, notaréis que en la
mayoría de ellas tienen las hojas dispuestas en un sólo plano, como
si estuvieran ordenadas. Quienes estudiaron esta ordenación de las
hojas llegaron a la conclusión de que se disponen preferentemente en
el eje norte-sur, de modo que las láminas de la hoja, ya sea por el
haz o el envés, miran hacia el este o al oeste; no en vano se la
llama también a menudo 'planta brújula'.
Hojas basales de una planta de Lactuca serriola en Belalcázar, con las hojas dispuestas mayoritariamente en un plano.
La disposición de las hojas
en ese plano es una estrategia para evitar el exceso de insolación,
ya que en las horas centrales del día sólo reciben la luz solar
por el borde superior de cada hoja, y al no tener ninguna cara de la
hoja orientada directamente al sur, la planta evita un
recalentamiento excesivo. Adicionalmente, las hojas y tallos tienen
un color glauco -verde azulado- debido a una fina capa de cera, que
ayuda a evitar el exceso de transpiración y pérdida de agua de la
planta. Estas estrategias permiten a la planta crecer y florecer en
pleno verano, una época que por Belalcázar sólo permite la
supervivencia de pocas especies herbáceas.
Hojas medias del tallo de L. serriola, igualmente dispuestas en un sólo plano. Izquierda, ejemplar de hojas fuertemente lobuladas, casi divididas, en Belalcázar, 24.07.2010. Derecha, ejemplar de hojas enteras en Esterri d'Àneu (Lérida/Lleida), 03.09.2012