Los jaramagos son plantas de la familia de las Crucíferas o
Brasicáceas, correspondientes a especies de diferentes géneros con flor amarillenta como Diplotaxis, Sisymbrium, Brassica, Sinapis, etc. En
Belalcázar se aplica el nombre sobre todo a las plantas del género Diplotaxis
con esa coloración floral, de las que las más abundantes son Diplotaxis
virgata y D. catholica. Las condiciones ambientales del
invierno e inicio de la primavera de 2018 parecen haber sido particularmente
propicias para el desarrollo de la última planta citada, Diplotaxis
catholica, que a menudo se conoce localmente como jaramago rojo, por el
color que suele adquirir la parte superior de sus tallos.
Dehesa de encinas con pastos dominados por la floración de Diplotaxis catholica, en El Viso. 02.04.2018
Los jaramagos crecen en suelos ricos en nitrógeno, con altas cantidades de materia orgánica –a menudo derivada de la humificación de los residuos de la fauna silvestre-, aunque D. catholica prefiere niveles moderados frente a otras especies del mismo género, por lo que abunda en prados pastoreados, en vez de hacerlo en las cunetas o en los núcleos urbanos; en esos otros ambientes abundan más otros congéneres suyos como D. virgata –el jaramago mayor, común o ‘pinchoso’, llamado así por las espículas o pelos erizados de la base de los tallos, que llegan a pinchar como si fueran verdaderas espinas.
Planta de D. catholica y detalle de su inflorescencia. Belalcázar, 01.04.2018.
Además de presentar menor tamaño que el jaramago común, el rojizo tiene
las hojas más lisas y sin apenas pelos visibles. El nombre Diplotaxis significa ‘dos
filas’, y hace mención a que las semillas se ordenan en los frutos formando dos
hileras. Como la mayoría de crucíferas, sus flores poseen un delicado aroma a miel, que se hace intenso en los pastizales, cuando alcanzan gran densidad.
D. catholica, mostrando el aspecto de sus hojas y flores. Belalcázar, 01.04.2018.