2013/08/12

La reina del verano

Como ya hemos indicado en alguna entrada de años anteriores, si alguna planta silvestre se gana el título de especie más engalanada del verano en los paisajes belalcazareños, esa es sin duda la adelfa (Nerium oleander), que acompañada habitualmente del tamujo (Flueggea tinctoria) orla la mayoría de nuestros arroyos y las riberas de los ríos. La adelfa pertenece a una familia de origen tropical, las Apocináceas, donde también se incluye actualmente otra familia botánica de la misma distribución antes considerada independiente, las Asclepiadáceas. La mayoría de parientes más cercanos de nuestras adelfas viven en la zona ecuatorial y áreas cercanas del continente africano, aunque la suma de Apocináceas y Asclepiadáceas se extiende sobre todo a través de África, América y Asia.

Adelfares en el arroyo Caganchas de Belalcázar, entre el cerro de la Penitencia y el del Castillo. 09.08.2013

Las adelfas silvestres suelen tener las flores simples y de color rosado, aunque se conocen localmente poblaciones con dominancia del color blanco, Las formas ornamentales son mucho más variadas, con flores rosadas, rojas, blancas, marfileñas o asalmonadas, y con cultívares de flor doble, incluyendo algunas fragantes, con desarrollo excepcional de los nectarios.



Adelfa en plena floración, en la ribera del Guadamatilla. 07.08.2013.

Las plantas de la familia de la adelfa suelen emitir frutos rígidos por pares o aislados, con forma de cuerno, que se abren en varias valvas dejando escapar las semillas, usualmente prolongadas en un plumero de pelos o ‘vilano’ que favorece que se dispersen a larga distancia. Excepcionalmente, las adelfas pueden llegar a dispersarse de modo natural por esquejes o mediante la traslocación de plantas enteras, arrastradas por las corrientes en las grandes avenidas fluviales.

Ejemplar de adelfa en fruto. 07.08.2013.


Las adelfas, como la gran mayoría de Apocináceas, poseen potentes tóxicos que hacen efecto si se consumen en gran cantidad, pudiendo causar la muerte. Son inocuas por contacto ocasional, a pesar de lo cual se les ha  atribuido una mala fama inmerecida, que hace que se haya utilizado menos de lo aconsejable como planta jardinera.