Azafrán silvestre o de monte (Crocus salzmannii), en el monte Malagón de Belalcázar (izquierda, 11.2018) y en el Carrascar de la Font Roja, Alcoi, Alicante (derecha; 10.2005).
El azafrán silvestre de otoño es la especie Crocus salzmannii (=C.
serotinus subsp. salzmannii),
relativamente frecuente en Los Pedroches y abundante en Belalcázar en algunas
partidas como el monte Malagón. Como su nombre popular indica es un pariente próximo del azafrán cultivado (Crocus sativus), aunque a diferencia de
aquel, sus estigmas no producen apenas un aroma marcado si se separan de la
planta y se tuestan ligeramente, por lo que carece de interés comercial. A
cambio, es una de las plantas con flores más llamativas de cuantas florecen en
el otoño, debido precisamente al fuerte contraste entre los estigmas y anteras,
de color amarillento a anaranjado-rojizo, y el de los tépalos, violáceos o más
raramente blanco-rosados. El bulbo, muy pequeño y a menudo situado a bastante
profundidad, posee una túnica papirácea –con tacto de papel- de color castaño
oscuro o casi negro.
C. salzmannii crece
indiferentemente en suelos derivados de rocas ácidas –pizarras, cuarcitas,
granitos, etc.- o básicas –calizas, dolomías, etc.- pero es más abundante en
estas últimas.
A pesar de la belleza de sus flores, esta especie no
ha sido cultivada a nivel comercial, en parte probablemente por la escasa
división natural de sus bulbos, lo que haría lenta y costosa su reproducción en
medios artificiales. La planta de hecho no suele formar macollas –señal de esa
división vegetativa de los bulbos- sino que aparece a modo de individuos
aislados, que se habrían generado mayoritariamente a partir de semillas.