Campanilla de otoño (Acis autumnalis) en los prados cercanos al río Guadamatilla en Belalcázar (izquierda, 11.2018) y en El Acebrón, Parque Nacional de Doñana, Huelva (derecha, 09.2014).
La palabra ‘autumnal’ es equivalente a ‘otoñal’, y deriva directamente
del latín autumnale / autumnalis, epíteto que llevan en su nombre
científico muchas especies de las que florecen en otoño. Es el caso
precisamente de la grácil campanilla de otoño, Acis autumnalis (=Leucojum
autumnale) una planta que apenas se eleva 5-10 cm sobre el suelo y suele
portar 1 o 2 flores acampanadas blancas y colgantes, al final de tallos finos
de color verde, rojizos en su extremo.
Cada flor puede durar varios días, y las plantas aparecen en grupos a
veces numerosos, pero al tener tallos tan gráciles no destacan tanto en
el paisaje como otras bulbosas otoñales. Pertenece a la familia de las
Amarilidáceas –Amaryllidaceae-, la
misma a la que corresponden los narcisos o junquillos, de los que sin embargo
se separa bastante por la forma de sus flores, que además no son aromáticas.
En el campo es difícil ver esta planta aislada, casi siempre crece acompañando
a otras especies similares más abundantes, como Narcissus serotinus o Scilla
autumnalis, siendo como aquéllas algo exigente en humedad, por lo que abunda
más cerca de los arroyos, aunque huyendo de la competencia de plantas más
grandes o agresivas como juncos y cañas.