Se denominan ‘topiari’ a las plantas podadas para adquirir
formas concretas no naturales, empleando para ello usualmente especies de
árboles o arbustos de follaje denso. Los topiari demuestran a menudo la
habilidad de los jardineros, y un buen conocimiento de la fisiología y
comportamiento de las plantas, ya que no todas las especies pueden someterse a
estos tratamientos. El arte del topiari se inició en la jardinería romana y se extendió sobre todo en la Edad Media, pero alcanzó su apogeo en gran parte de Europa a partir del siglo XVII.
Topiari realizado en Belalcázar sobre ciprés blanco (Cupressus arizonica), en el jardín cercano a la Cooperativa
Se suele decir que estas esculturas vegetales son una muestra de la afición y
cariño del jardinero hacia su oficio, ya que su creación y mantenimiento son
trabajosos y no suelen realizarse en absoluto ‘de mala gana’, sino con una
buena dosis de voluntarismo. Varios de los jardines belalcazareños permiten
admirar trabajos de este tipo con diversas especies de cipreses, boneteros,
etc. Merece la pena observar estas
esculturas vegetales, y de paso felicitar al equipo de jardinería municipal .