Por Belalcázar se suele llamar 'chaparra' a la encina de
talla baja. La encina (Quercus rotundifolia, también llamada Q. ilex subsp.
rotundifolia o Q. ilex subsp. ballota) tiene tendencia al porte arbóreo cuando
crece en alta densidad en suelos profundos y/o zonas lluviosas, aunque a menudo
necesita de la ayuda de los herbívoros que ramonean sus retoños, ya que de lo
contrario emite múltiples troncos y acaba por adquirir un porte más bajo; en el
caso de las dehesas o de los pies arbóreos aislados, la función de los
herbívoros la ha realizado el hacha, de la mano del ser humano.
Ejemplares de encina (Quercus rotundifolia) en las
inmediaciones del embalse de Rosa Montero o de Cogollarta, en Belalcázar.
Sobre los suelos más pedregosos o en terrenos más áridos las
encinas raramente pasan de 3 o 4 m. de talla, teniendo a menudo más diámetro
que altura. Son las típicas chaparras, nombre que a veces se da también por
confusión a su pariente arbustivo más próximo, la coscoja (Quercus coccifera),
o a los híbridos entre ambas especies (Quercus x agrifolia = Q. x auzandrii
nothosubsp. agrifolia).
Hojas de encina (izq.), coscoja (der.) y su híbrido Quercus
x agrifolia (centro).
Por último, la forma extrema del porte achaparrado lo
protagonizan las encinas rastreras, que excepcionalmente pueden aparecer en
sitios intensamente venteados, o con más
frecuencia en los que tienen sobreabundancia de algunos herbívoros como la
cabra ibérica, o los introducidos muflón o arruí; también pueden darse en
sitios sometidos a pastoreo regular con ganado vacuno o con excesiva densidad
de ciervos o gamos, que como las otras especies ya mencionadas puede morder los
brotes jóvenes, dejando reducida la mata casi a una lámina extendida las sobre
rocas o el suelo.
Encina rastrera creciendo sobre una roca en el monte de la
Tenalla de Fredes (Pobla de Benifassà, Castellón), en la reserva nacional de
caza de Los Puertos de Tortosa y Beceite. El porte rastrero se debe al ramoneo
de la cabra ibérica (Capra hispanica).