2011/08/17

Cuesta abajo de las Cabañuelas

Nubes sobre Belalcázar, el primer día de las cabañuelas de este año. ©E. Laguna, 01.08.2011

Estamos ya en la ‘cuesta abajo’ o ‘cuenta atrás’ a la hora de leer las cabañuelas, esa costumbre ancestral que aún mantienen algunos de nuestros mayores durante el mes de agosto, observando las nubes en momentos concretos del día. Los días inicial y final se reservan normalmente para una previsión general del tiempo del año, pero el grueso de las observaciones se dedican a vaticinar el que hará mes a mes. En las dos primeras semanas se va dedicando progresivamente, en sentido ascendente (de enero a diciembre) un día a cada mes, y posteriormente se pasa a hacer lo mismo a la inversa (de diciembre a enero), contrastando la predicción con la que se había hecho en el otro sentido. Muchos hemos visto a nuestros bisabuelos o abuelos anotando las cabañuelas con piedras o muescas en trozos de madera, cuando no sabían escribir; años más tarde eran otros mayores los que lo hacían, esta vez con lapicero y libretilla en mano, a veces discutiendo entre ellos para afinar sus observaciones. Este método ancestral de predicción meteorológica procede al menos de los tiempos de apogeo de la cultura judía española, y su práctica se diversificó notablemente pueblo a pueblo en buena parte de la península Ibérica, sobre todo en las regiones meseteñas y en Andalucía. Quienes leen las cabañuelas analizan la forma, movimiento y evolución de las nubes, matizando sus observaciones con otras del resto de elementos atmosféricos (rocíos, cambios térmicos día a día, dirección de los vientos..); no hay más reglas que las heredadas de la tradición oral multicentenaria, y las que cada ‘lector’ de cabañuelas ha ido depurando con su experiencia en este tipo de precciones a lo largo de su vida.