Calabazas de San Roque de diversas razas cultivadas ©E. Laguna,05.2012
Estando en Belalcázar en plena feria y fiestas patronales dedicadas a San Roque, no hay más remedio que comentar algo de la famosa calabaza que le acompaña. San Roque nació en 1295 en la ciudad de Montpellier, la capital del Llenguadoc-Rosselló (actualmente Languedoc-Roussillon en francés), la más septentrional de las sedes reales de la antigua Cataluña medieval, parte a su vez de la Corona de Aragón. Perteneció a los reyes catalanes entre 1205 y 1349, en sus últimos años ya como parte del reino de Mallorca; el rey Jaime III de Mallorca la vendió a Francia, junto a gran parte del actual territorio catalanoparlante francés. Entre otros monspessulanos célebres, además de San Roque destaca Jaime I, rey de la corona aragonesa, que incorporó precisamente a ésta los actuales territorios de Valencia, Baleares y parte de las tierras más meridionales mañas y catalanas, en lucha contra los musulmanes. En la lengua catalano-occitana que hablaba San Roque, y que aún sigue hablando la gente mayor del territorio lingüístico de la Catalunya Nord (Narbona, Montpellier, etc.) el nombre de la planta se ha transmitido hasta nuestros días somo‘carabassera de Sant Roc’.
Imagen de San Roque
en una de las ‘novenas’ en las que se le muestra devoción en Belalcázar ©E.
Laguna,08.2008
Ejemplares de diversas formas de la calabaza común
(Cucurbita maxima), de origen americano ©E. Laguna, 10.2011
A San Roque se le representa con un bastón coronado por una
calabaza, cual era tradición entre los peregrinos medievales, ya que viajo por
gran parte de Italia difundiendo el culto católico y ayudando a la gente más
necesitada. Esta calabaza no pertenece a las especies habitualmente cultivadas
(género Cucurbita), ya que tales
plantas provienen de América y su uso agrario se introdujo en Europa a partir
del siglo XVI, incluyendo su empleo tradicional en confitería. De hecho los ‘dulces
de calabaza’ que en algunas regiones españolas se atribuyen a tradiciones
árabes propias de la dominación musulmana, entre los siglos VIII y XV,
parecían realizarse con una mezcla de
calabaza de San Roque y cidra, que era a su vez la pulpa del fruto del cidro (Citrus medica), árbol parecido al
naranjo pero de frutos mayores, amarillentos y más esféricos; curiosamente
ahora llamamos ‘cidra’ a la pulpa de una de las especies americanas de
calabazas, Cucurbita ficifolia, ya
que su consistencia es bastante similar -aunque carece del sabor amargo del
cítrico mencionado-.
Ejemplar de variedades cultivadas en Belalcázar de calabazas
americanas; calabaza común (Cucurbita maxima, a la izquierda), y calabaza de cidra o de cabello
de ángel (Cucurbita ficifolia, a la derecha) ©E. Laguna, 07.2007
Calabaza común (Cucurbita maxima) y de San Roque (Lagenaria
siceraria) ©E. Laguna, 02.2011
La calabaza de San Roque corresponde a la especie Lagenaria siceraria, de origen africano
tropical, cuyo uso se extendió ampliamente en las primeras civilizaciones
alrededor del Mediterráneo por su capacidad para almacenar líquidos, usándose
como cantimploras o simplemente como botellas. Esta calabaza es comestible y
muy sabrosa, con textura algo mantecosa en verde, pero al madurar la pulpa se
reseca totalmente quedando reducida a un amasijo de fibras entre las que quedan
atrapadas las semillas, muy diferentes de las de las calabazas americanas; las
de la Lagenaria son más
cuadrangulares, acabadas en 1, 2 o 3 puntas agudas, y con un relieve en forma
de U muy alargada que recorre parte de la cubierta.
Semillas de calabaza común (arriba) y de San Roque (abajo) ©E.
Laguna.03.2010 y 02.2012
Existen multitud de razas de calabazas de San Roque. La más
conocida en la península, sobre todo en los territorios fríos -donde no se
podía cultivar la planta por ser sensible a las bajas temperaturas y al exceso
de continentalidad-, es justo la que tiene la forma de cantimplora de los
peregrinos medievales. Sin embargo, en la zona mediterránea litoral, donde el
cultivo estuvo extendido presumibemente durante casi dos milenios, y aún se
mantiene de modo muy residual para consumo doméstico y uso artesanal de las
calabazas, la selección agrícola dio lugar a multitud de variedades locales.
Podéis encontrar algunas variedades en:
Imágenes de algunas variedades de Lagenaria siceraria usadas
como recipientes de líquidos. ©E. Laguna, 10.2011 y 05.2012
En castellano aún perviven algunos nombres antiguos para
esta especie, como los de jícaro, bulo o porongo, en parte mantenidos ya sólo
en Sudamérica, pero los más comunes son los de Calabaza de San Roque, Calabaza
del peregrino y Calabaza vinatera -haciendo mención a su uso para almacenar
vino en las casas o para su consumo en los viajes, a modo de las tradicionales
‘botas’-. En inglés, curiosamente, al ser la única calabaza precolombina por
excelencia, es la planta con nombre más parecido al nuestro, ‘Calabash’,
mientras las especies americanas reciben preferentemente los apelativos
‘pumpkin’ o ‘gourd’. No obstante en Estados Unidos, Australia, etc., al igual
que en las antiguas colonias inglesas africanas, se denomina ‘Bottle Gourd’
-calabaza de botella- para referirse a su uso como vasija para líquidos, o
‘Butter Gourd’ por la consistencia mantecosa de su carne cuando el fruto es aún
verde y comestible.
Calabazas de San Roque secándose sobre la mata anual trepadora de la planta, antes de proceder a su
recolección, o ya recogidas en y almacenadas en secaderos específicos ©E. Laguna, 02.2012 y 05.2012
La calabazas de San Roque han ido perdiendo su uso
tradicional como recipientes para líquidos, pasando a ser sobre todo un objeto
ornamental, frecuente en fincas turísticas rústicas. En algunas zonas, como la
isla de Menorca, podéis encontrarlas como fuente de artesanía, como los que ha
desarrollado la experta holandesa en arte con objetos vegetales Flora Ritman,
que podéis ver en las ilustraciones anexas y en:
Objetos decorativos, huchas y lámparas fabricados con
calabazas de San Roque en el taller de Flora Ritman, en Es Molí de Baix, en
el paraje del barranco de S’Algendar (Ferreries,
Menorca) ©E. Laguna, 05.2012