Centaurea ornata. ©E.
Laguna, 06.2009
Dentro de los nombres populares de las plantas
belalcazareñas, las ‘arzollas’ denominan a especies de cabezuelas fuertemente
espinosas del género Centaurea,
plantas que a pesar de dicho carácter no poseen hojas o tallos punzantes,
diferenciándose así de los genuinos cardos, cardillos, cardenchas, etc. Las más
corrientes son las arzollas mayor (Centaurea
ornata) y mediana (C. melitensis),
ambas de flores amarillas; en el mismo grupo, pero de flor rosa, se encuentra
la que en otros sitios se llama arzolla común (C. calcitrapa), de flor rosada, pero que por nuestra comarca
diversos nombres como abrepuños, azotacristos u quiebrabueyes.
Centurea melitensis.
©E. Laguna, 06.1997
Centaurea calcitrapa.
©E. Laguna, 06.1997
Todas estas especies son relativamente frecuentes y tienen
una distribución amplia en la península Ibérica, estando además presentes en
otros países próximos a España y Portugal. No ocurre así con la que llamamos ‘arzolla
chica’ o arzolla menor, también de flores rosadas y blanquecinas, pero exclusiva del tramo
central de Sierra Morena, que encuentra precisamente en Los Pedroches su
principal núcleo mundial de distribución. Se trata de la especie Centaurea cordubensis, una de las pocas
plantas que llevan en su nombre el apelativo a la provincia de Córdoba. Es, en
consecuencia, una de nuestras especies endémicas más representativas.
Cabezuela de Centaurea
cordubensis al final de su floración. ©E. Laguna, 08.2012
En Belalcázar la arzolla chica es rara, al situarnos ya casi
en su límite de distribución. Abundaba en los taludes de la carretera a Cabeza
del Buey antes de la ampliación que se hizo allí hace algunos años; pasado
suficiente tiempo, ha esperado poco para recolonizar las pizarras de los nuevos
taludes, donde se está extendiendo con relativa rapidez. En las curvas del
trazado anterior, que quedaron abandonadas como meandros, puede verse aún algún rodal con ejemplares de tallos gruesos, de más de 3 cm
de diámetro, casi monumentales para el humilde tamaño de esta mata, que apenas
supera los 30 cm. de talla. En estos días se encontraba ya al final de su
floración anual.
Base del tronco en un ejemplar anciano de Centaurea cordubensis. ©E. Laguna,
08.2012